Fallece religiosa que cofundó primera casa de Misioneras de la Caridad fuera de India
Este 4 de junio falleció la religiosa de las Misioneras de la Caridad, Hermana María Rosario, que, junto a Santa Teresa de Calcuta, fundó la primera Casa de la Caridad fuera de la India, en Cocorote (Venezuela).
La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) informó por un comunicado que la Misionera de la Caridad, mejor conocida como “Hermana Rosario”, falleció a los 88 años de edad como consecuencia del COVID-19, “luego de una vida de entrega plena a su compromiso de compartir la misericordia de Dios con los hermanos más desfavorecidos, velando por los enfermos, los pobres y los sufrientes”.
“Permaneció en Venezuela por más de 50 años, como representante de la congregación en la Casa de la Caridad en Cocorote, la primera casa de las Misioneras de la Caridad fundada fuera de La India”, señaló.
Además, indicó que la Hermana Rosario, que es la primera religiosa que muere por coronavirus en la Diócesis de San Felipe, cumplió con devoción durante su vida “la vocación a la que fue llamada: asistir a todo aquél que necesitara encontrar la ternura de Dios, a través de las obras de misericordia corporal y espiritual”.
“Quienes conocieron a la Hermana Rosario, dan fe de la dulzura que emanaba en su trato con el prójimo, su amor por el servicio y su dedicación a la oración constante”, subrayó.
Biografía de la Hermana María Rosario
Silvia Toppo, nombre de laica de la Hermana María Rosario, nació el 6 de enero de 1933 en una aldea de agricultores cerca de Chainpur, al oeste de Gumla (India). Fue la última de seis hermanas, Julia, Josefina, Serafina, Lucía y Savina, y sus padres fueron Emil Toppo y María Tirkey, quienes eran de creyentes paganos politeístas.
La CEV indicó que al llegar a la aldea el misionero jesuita, P. Livan, empezó a predicar sobre el ideal de San Ignacio de Loyola y unió a Cristo a los pobladores, que se bautizaron en la “fe católica en el río ubicado en dicha zona”.
“Aquellos residentes tenían como costumbre tatuar a las niñas en la frente con una marca indeleble a la que denominan Bindi o tercer ojo, suerte a la que no fue exenta la pequeña Silvia, signo tradicional familiar que lleva sobre su frente desde los tres años de edad, aun cuando fue bautizada en la fe cristiana católica”, agregó
Con el apoyo de su familia, Silvia logró inscribirse en el instituto Ursuline Convent, donde obtuvo el grado de maestra, meta que no fue fácil porque desde su hogar debía caminar casi dos horas para llegar al instituto.
“Durante ese tiempo, compartió junto con treinta y cinco jovencitas de su zona la formación como docente, siendo la única de la familia que logró este título mientras que sus hermanas ayudaban a sus padres en las labores agrícolas”, indicó la CEV.
Cuando ya ejercía como maestra de niños, llegó a ella la noticia de las obras que realizaba una misionera en Calcuta, algo que llamó su atención. Al conversar con un sacerdote de la zona, él le manifestó que conocía a esta religiosa y que podía darle información para contactarla.
“Silvia, junto con otras seis maestras, escribió una carta a la Madre Teresa; nombre que ya sonaba en la India para octubre de 1950. Al poco tiempo de enviar la carta recibieron respuesta de Madre Teresa, quien les decía que las esperaba con los brazos abiertos, invitándoles a vivir la enorme responsabilidad de ser Misioneras de la Caridad”, indicó la CEV.
Luego de informar a sus padres sobre sus planes de unirse a la congregación, Silvia se muda a Calcuta y el 31 de mayo de 1955 conoce a la Madre Teresa, quien la bautizó con el nombre religioso de María Rosario.
El 14 de abril de 1958, la Hermana María Rosario realiza sus primeros votos, cambiando “el sari completamente blanco (hábito de inicios en la congregación)” al “sari blanco orlado con tres rayas azules, cada una representando a las personas trinitarias (Padre, Hijo y Espíritu Santo) con el color representativo de la Virgen María”.
A partir de ahí realizó misiones en Nueva Delhi entre 1958 y 1960, en Ambala entre los años de 1960 y 1962, y “nuevamente regresó a Calcuta para realizar sus últimos votos en el año 1964”.
En 1965 integra un equipo de Misioneras de la Caridad que son enviadas fuera de las fronteras de la India. De este modo, la Hermana María Rosario viaja a Venezuela y es cofundadora de la obra de las Misioneras de la Caridad en Cocorote.
Entre 1977 y 1987, la Hermana Rosario realizó trabajo misionero en Lima (Perú), donde celebra la noticia de que la Madre Teresa recibió el Premio Nobel de la Paz en 1979. De Lima fue asignada a Chimbote, y vuelve a Venezuela, donde ya había otras casas en Ciudad Bolívar, Catia La Mar y Carapita, a petición de Santa Teresa de Calcuta.
La CEV señaló que luego de la muerte de Madre Teresa, la Hermana Rosario “fue designada encargada del Santuario de Madre Teresa de Calcuta en Cocorote, donde llevaba más de diez años recibiendo a centenares de peregrinos que se acercan a conocer la historia de la Madre Teresa y a pedir su intercesión y ayuda ante las aflicciones diarias”.
Génesis Arelis Mendoza Gonzales says:
Da mucho dolor pero alegría al mismo tiempo pues esta gran mujer había hecho ya algo sorprendente en la India, ahora necesitaba ser recompensada en el cielo por sus grandes hechos, sólo le pido a Dios que pueda dar fortaleza a aquellas personas que le amaban 🙇♀️