«Hemos superado una prueba más que la vida y Dios nos han dado», dice el presidente Hernández al salir del hospital
Tegucigalpa. El presidente Juan Orlando Hernández recibió hoy el alta después de estar internado desde el 16 de junio tras dar positivo de la enfermedad covid-19, y agradeció a Dios y al cuerpo de médicos del Hospital Militar porque ha podido superar este problema de salud, al tiempo que se reportó listo para seguir trabajando desde casa.
Poco antes de salir del Hospital Militar, el titular del Ejecutivo expuso que «hemos superado una prueba más que la vida y Dios nos han dado, y estoy feliz por este momento».
Hernández expresó que, «de la mano de Dios, quién dijo miedo».
El alta médica de Hernández fue anunciada por la doctora Alicia Jiménez, del Hospital Militar, quien confirmó que el mandatario está en muy buenas condiciones de salud para continuar con su proceso de recuperación en su hogar.
A continuación el mensaje del presidente de la República:
Estoy muy agradecido con Dios por poder estar aquí de nuevo, con ustedes. Hemos superado una prueba más que la vida y Dios nos han dado. Quiero enviar mi más sentido pésame a todas las familias que a diario pierden un ser querido en esta tragedia.
También van mis oraciones para aquellos que están contagiados de esto, que muchos creen es un juego y no es hasta que ven a un familiar infectado, o cuando están infectados ellos mismos, que comprenden la gravedad de este asunto.
La verdad, les digo, no le deseo esto a nadie. No quisiera que ninguno de mis compatriotas se contagiara. Que ningún ser humano pase por la angustia de estar entre la vida y la muerte, como la pasamos los infectados.
Definitivamente que la visión de la vida cambia cuando uno siente que la muerte lo rodea. En ese tiempo, pensé mucho en mis hijos, en mi nieta, con la que no he podido compartir como quisiera.
Pensé en mi madre, en mis hermanos, en toda mi familia, en Ana, mi esposa, y todos nuestros seres queridos, que gracias a Dios también se están recuperando en casa.
Pensé qué pasaría si no pudiera estar más con ellos, pero también pensé en todo lo bueno que Dios me ha dado y no puedo más que estar totalmente agradecido por haberme dado fe y fuerza, y la esperanza de saber que saldríamos adelante para vencer esta enfermedad.
Pensé mucho en Honduras, en nuestro pueblo, en el sufrimiento de este momento. También pensé en mi tierra, en Gracias, en el Río Grande, en la aldea que nací.
Pensar en Río Grande me hizo recordar todos esos rincones de mi país que he tenido la bendición de conocer, tanta gente que uno conoce en esta carrera que escogí, tantos abrazos, risas, lágrimas, emociones. Todavía tenemos mucho que hacer.
Todos esos pensamientos que se dan en el silencio de la noche, o en el encierro de un cuarto de hospital, donde a veces tenemos que ver cuando llegan o escuchar las sirenas de ambulancias que entran y salen, cuando se escuchan las ruedas de las camillas en los pasillos, que llevan los equipos de enfermeras y médicos, y que son los héroes de esta crisis.
A ellos aprovecho para agradecer, no solo por la atención y dedicación que he recibido, de todo el equipo médico del Hospital Militar. Ha sido una atención especial.
A ellos les estoy eternamente agradecido. Son un equipo altamente profesional. Muchísimas gracias.
Pero también a los héroes en cada hospital, en cada centro de salud, en cada centro de triaje, en cada centro de auxilio, que están luchando por salvar vidas, y muchos a un alto sacrificio familiar y personal, con mucha presión, pero lo están haciendo. Yo les digo: la patria se los agradece.
Hoy somos más los curados en esta batalla y en nombre de todos ellos, y de sus familias y del pueblo hondureño; muchas gracias.
No los dejaremos solos.
Todos esos recuerdos, ese sentimiento, ese miedo, porque, créanme, hay miedo, se ha convertido más en determinación, en valor, en ganas de salir rápido de esa cama para salir a trabajar. El compromiso con nuestro país es más fuerte que nunca, porque hoy la patria necesita de cada uno de nosotros, cada uno de sus hijos.
Con la voluntad de Dios seguiremos trabajando con pasión, con espíritu fortalecido, con objetivos y prioridades claras y por las cuales trabajaremos incansablemente hasta lograrlas.
El covid-19 nos vino a cambiar la vida. Nadie esperaba que algo así pudiera pasar en el mundo. Y por eso el mundo cambió y por eso ahora miran ustedes en todas las latitudes cómo el fenómeno se complica y obliga a un cambio de actitud. Nuestro país cambió y sigue cambiando, porque la enfermedad no da tregua.
Mi prioridad es que la menor cantidad posible de hondureños pase por esto que yo he pasado. Y estoy convencido, como nunca, que lo podemos lograr, pero con la responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. Si algo he aprendido cada día que escucho a los enfermeros, y a los equipos que trabajan aquí y trabajan en otros hospitales, es cómo lograr que todos nos involucremos. Ese es el clamor de los héroes, los equipos médicos que están en primera fila.
Todos y cada uno de nosotros debe hacer su parte, cuidar su vida, la de los suyos, reinventarse. Esta enfermedad es seria y mientras no le demos la seriedad del caso seguiremos viendo cientos y miles de contagios, y tristemente también muertes.
Los hospitales están colapsando, los principales de las ciudades más grandes. Eso ha pasado en casi todos los países, por no decir en todos los países del mundo. Esa es la experiencia que tenemos afuera y es lo que está pasando aquí. Por eso al covid tenemos que respetarlo, aprender a convivir con él, con todos los cuidados necesarios. Si seguimos las instrucciones vamos a lograr controlarlo y vencerlo.
Siempre hay una segunda oportunidad, siempre hay una nueva oportunidad. Como yo, todos los días hay hondureños que vencen la enfermedad, lo vamos a hacer y lo vamos a hacer más unidos que nunca, trabajando por el bien común. Eso pueden esperar de Juan Orlando Hernández, mi compromiso y mi servicio por vencer el covid, pero nos necesitamos todos. Honduras los necesita a cada uno de ustedes.
Todos vamos con responsabilidad a sanar la patria. Esta es una prueba para los hondureños, que siempre hemos estado a la altura de los grandes retos de la vida, y una vez más, de la mano de Dios saldremos adelante.
Antes de despedirme, quiero agradecer a todas esas miles y miles de personas que han estado pendientes de mi salud, de la de mi familia, de Ana, y que nos han enviado ánimos, buenos deseos, cadenas de oración diarias. También a muchos líderes del mundo que se han comunicado con nosotros, gracias, muchas gracias.
Les recuerdo a todos los que tienen un familiar, un amigo, un compañero enfermo o que no se pueden ver por la cuarentena: el término correcto es distanciamiento físico y no social, porque hoy la tecnología nos permite estar de lejos pero cerca, y estar de cerca en la comunicación eso ayuda muchísimo. Es parte de la sanación y es parte de prever.
De nuevo gracias y a trabajar se ha dicho, desde casa, pero a trabajar. De la mano de Dios, quién dijo miedo. Vamos a salir adelante.
Saludos a todos.