“No cometan esa ignorancia de prestar un hijo para cruzar a Estados Unidos”
El niño Wilmer Balderramos Ávalos, de ocho años, quien fue utilizado como escudo fronterizo por un particular para obtener asilo en Estados Unidos, regresó a Honduras y se reencontró con sus padres, a quienes creía muertos y que hoy piden a otros progenitores que “no cometan esa ignorancia” de prestar un hijo para que acompañe a un adulto en su viaje a ese país.
Al ver a su hijo de regreso, don Faustino Barlderramos (57) y doña Bertha Ávalos (44), no pudieron contener las lágrimas y los deseos de abrazar a su pequeño, quien creía que sus padres estaban muertos.
“Nos sentimos contentos porque lo estamos viendo aquí; estamos alegres porque Dios hace milagros y a nosotros nos los hizo al devolvernos a Wilmer”, manifestó don Faustino con sentimientos encontrados, ya que esta alegre de tener a su hijo de vuelta, pero se reprocha haberlo puesto en riesgo.
El menor, originario de la aldea Vado Ancho, de Santa Rita de Copán, ingresó en mayo de forma irregular a los Estados Unidos con Juan Pablo Martínez, quien se hizo pasar por su padre, pero las autoridades estadounidenses detectaron la documentación falsa, por lo que el supuesto padre fue condenado por tráfico de personas.
Desde entonces, Wilmer fue enviado a un centro de detención de menores en Michigan, donde estuvo por cinco meses, tiempo que tardó el proceso legal para que el servicio consular hondureño realizara el trámite de repatriación, que se llevó a cabo la semana pasada, cuando el menor se reencontró con sus padres, quienes según el pequeño habían muerto.
“Cuando Wilmer nos miró se alegró mucho, creía que nosotros estábamos muertos, ni se acordaba de nosotros, pero cuando vino y nos miró se alegró mucho”, expresó don Faustino con la mirada triste al recordar historias de niños que han muerto ahogados en el río o son encontrados deshidratados en el desierto.
Fue muy triste
Los humildes padres indicaron que prestaron su pequeño hijo a Martínez, un conocido que les aseguró que lo pondría en la escuela en los Estados Unidos y que allá no le faltaría nada; sin embargo, reconocen su error y aseguran que tuvieron miedo de no volver a verlo.
“Fue un error que cometí al prestar a mi hijo, hoy estoy arrepentido; después de que lo preste me arrepentí porque le podía pasar algo, pero hoy estoy alegre porque él ya está aquí y no le pasé nada en ese camino”, expresó el padre.
Don Faustino llama a los padres de familia a no poner en riesgo sus hijos en esa ruta migratoria que ha dejado una estela de dolor y muerte a muchas familias hondureñas.
“Mi llamado a los padres es que no cometan esa ignorancia de prestar un hijo para que vaya a Estados Unidos, porque ahí es tremendo. Uno no sabe qué le puede pasar en el camino”, expresó.
Por su parte, la madre del pequeño, Bertha Ávalos, una humilde ama de casa que durante la cosecha se dedica a cortar café, no pudo contener las lágrimas y se reprocha haber puesto en riesgo la vida del menor de sus doce hijos.
“Para mí fue triste. Yo hice esa tontera de darlo, pero yo me afligí mucho, yo lloraba y le doy gracias a Dios que vino de vuelta; fue un error que cometimos”, expresó doña Bertha con lágrimas rodando por sus mejillas.
El menor llegó al aeropuerto internacional Ramón Villeda Morales, de San Pedro Sula, donde fue recibido por las autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores, y posteriormente pasó a la custodia de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf), que se encargó de reunificarlo con sus padres.