La Secretaría de Salud trabaja en elaboración de Plan Estratégico Nacional contra la Hepatitis
La prevención contra las Hepatitis B y C, es el objetivo principal del Plan Estratégico Nacional, que actualmente elaboran personal técnico de la Secretaría de Salud con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud.
En este Plan se definirán ejes importantes como la promoción, la prevención y el tratamiento para estos tipos de la enfermedad hepática, con el fin de reducir el número de casos por contagio de estas patologías, y de esta manera mejorar la calidad de vida de quienes ya la padecen.
Marco Urquía, técnico del Equipo de Atención Integral, manifestó que “este tipo de Hepatitis B y C son las que más están afectando a la población, se ha visto que la hepatitis C es una de las patologías que está produciendo en las personas que la padecen y no se tratan, el cáncer hepático y cirrosis hepática”.
Este Plan se ha venido elaborando desde hace un año, se pretende presentar a finales del mes de diciembre, para que a partir de enero de 2019 se inicie con el fortalecimiento de la Vigilancia y tratamiento de la hepatitis.
Sintomatología
Las hepatitis se manifiestan por la afección en el hígado, empieza con el color amarillento de la piel, ojos amarillentos, también hay señales de orina que se vuelve oscura y luego la función hepática se altera.
Prevenible y curable
La hepatitis tipo B y C, son trasmitidas por el contacto sexual, es por ello que se vuelve una enfermedad prevenible si se toman las medidas de protección, como el uso de preservativos.
También es transmitida por transfusiones sanguíneas, por lo que a todos los donantes de sangre se le hacen una serie de pruebas previo a la captación, para asegurar sangre libre de enfermedades, también se puede trasmitir de una madre embarazada a su bebé.
Las hepatitis son prevenibles por vacuna (para el tipo B) y también es curable, con el tratamiento antirretroviral disponible en la Secretaría de Salud, que consiste en un tipo de medicamento controlado, que se suministra de manera continua por un período de 90 días, es decir tres meses, con el que se asegura la curación y la vida de los pacientes.
