«Somos millones de Lulas»: la campaña que lanzó el PT luego de que la Justicia Electoral de Brasil invalidara la candidatura del ex mandatario
El Partido de los Trabajadores anticipó que seguirá luchando «por todos los medios» para que el ex jefe de Estado pueda participar en los comicios presidenciales
El Partido de los Trabajadores (PT) no se da por vencido y lanzó en las redes sociales una campaña para defender la candidatura de Luiz Inácio Lula da Silva, quien está preso por corrupción.
Pese a que la Justicia Electoral brasileña la invalidara, la formación prometió luchar «por todos los medios» y, en las redes sociales, lanzó la campaña titulada «Somos millones de Lulas».
La aspiración de volver al poder desde la cárcel, que acariciaba el ex presidente brasileño, fue frustrada por la Justicia Electoral, que vetó su candidatura por el impedimento que entraña su situación jurídica.
El Tribunal Superior Electoral decidió por una mayoría de seis votos frente a uno que la ley conocida como «Ficha Limpia», que fue sancionada por el propio Lula en 2010, cuando aún gobernaba, impide que encare la que habría sido su sexta candidatura presidencial, que ha intentado aún cuando está en prisión desde el pasado abril.
Esa legislación, contra la que ahora se ha rebelado el PT, establece que toda persona con una condena ratificada en segunda instancia, como es el caso de Lula, postule a cualquier cargo electivo, aún cuando le resten apelaciones.
En los recursos restantes se apoyó la defensa de Lula, que además esgrimió entre sus alegatos una cautelar dictada por el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que pedía garantías para su participación en las elecciones.
Sin embargo, el magistrado Luis Roberto Barroso, instructor del caso, rechazó uno a uno los argumentos de los abogados y abrió el camino para el veto a la candidatura, inscrita por el PT el pasado 15 de agosto a pesar de los claros obstáculos legales.
Según Barroso y la mayoría de los jueces, esa cautelar carece de carácter vinculante y, además el comité de la ONU se pronunció «sin haber escuchado antes al Estado brasileño», lo hizo a través de «apenas dos de sus 18 miembros».
El juez citó también que el comité se comprometió a analizar el mérito de la cuestión «el año próximo», después de las elecciones en Brasil y cuando el nuevo presidente brasileño estaría ya en pleno ejercicio, pues asumirá el 1 de enero de 2019.
De todos modos, Barroso dijo que el tribunal tenía el «deber» de escuchar el alegato del comité, pero apuntó que éstos alertan de un «riesgo» de que se violen los derechos de Lula, lo cual «no se fundamenta», pues las restricciones a su candidatura están dictadas por una ley brasileña.
«La ley y la Constitución imponen una decisión inequívoca y no hay ninguna duda sobre lo que debe hacerse» a la luz de la «Ficha Limpia», que fue apoyada por «una gran movilización popular» y tiene «plena legitimidad democrática», declaró.
La citada ley «fue aprobada en el Parlamento con gran apoyo y promulgada (en 2010) con loas por el Presidente de la República», en la época el propio Lula, recordó Barroso, quien también citó que la Corte Suprema reconoció la constitucionalidad de esas normas en 2016.
«No estamos juzgando al ex presidente ni su legado político», dijo el magistrado, quien subrayó que el tribunal electoral solamente se pronuncia sobre lo relativo a la legalidad de una candidatura.
La decisión del tribunal electoral puede comenzar a despejar el panorama para las elecciones de octubre, hasta ahora contaminado por la indefinición en torno a Lula, quien lidera las encuestas con una intención de voto cercana al 40 %.
Por esa situación, las empresas demoscópicas ya han simulado una elección sin Lula y, en ese escenario, han situado hasta ahora en primer lugar al ultraderechista Jair Bolsonaro, con casi un 20 %.
Le siguen en el orden de preferencias la ecologista Marina Silva, con 15 %, el socialdemócrata Geraldo Alkcmin y el laborista Ciro Gomes, ambos con entre 6 y 9 % de las simpatías.
El PT condenó de inmediato la inhabilitación de Lula y anunció que se propone apelar la decisión, pero los especialistas jurídicos dudan que sus acciones puedan prosperar.
Aunque el PT aún no lo ha confirmado, el veto a la candidatura de Lula deberá encumbrar como abanderado de esa formación al ex ministro de Educación y ex alcalde de Sao Paulo Fernando Haddad, su compañero de fórmula y coordinador de su programa de gobierno, una alteración para la cual tendrá un plazo de diez días.
Hasta ahora, las encuestas no son muy favorables a Haddad, que acumula una intención de voto de entre 8 y 10 %, pero el PT apuesta a su capacidad de poner encarnar al ex mandatario y convencer a los electores de que es «el candidato de Lula».