UNAH, en el ojo del huracán
Comentario por: Andrea Oliva
Estudiante de Periodismo
¿Qué es lo que realmente pasa en la máxima casa de estudios?, ¿Son las autoridades capaces de solventar esta crisis?, ¿Fue el Movimiento Estudiantil Universitario protagonista en la ruptura histórica del “descanso” que mitigó a los grupos de lucha social de la época?
La problemática de Universidad Nacional Autónoma de Honduras, un centro de estudios público y al servicio del pueblo sufre una vicisitud que ha dejado en el limbo el proceso de formación intelectual tras una evidente pelea de poder entre autoridades de esta institución y un movimiento conformado por estudiantes de las diferentes carreras, amparados bajo el eslogan “MEU SOMOS TODOS”, y exigiendo, en nombre de toda la comunidad estudiantil, que se hagan valer sus derechos tales como el de representación estudiantil en los procesos que a estos competen dentro del margen académico.
Ambas partes, sosteniéndose en la “autonomía” que respalda a la Universidad, se han apropiado de ella. Por un extremo, las máximas figuras de la casa de estudios con el ideal de dirigir, organizar y entrar en procesos de estandarización con otras universidades del país a fin de poseer una imagen de más calidad ante la comunidad internacional. En el otro lado, los estudiantes, unificados en un solo grupo con el objetivo principal de hacer valer su participación en el camino a la “reforma” universitaria.
Luego de haber transcurrido 60 días con las aulas cerradas y los espacios universitarios totalmente inhabilitados para enseñar, ambas partes involucradas en el conflicto, surgido por un paquete de reformas académicas aprobadas sin consulta ni sociabilización con los estudiantes, se sentaron a “dialogar”, más bien a repetir lo que en diálogos anteriores se había querido acordar, y después de largas horas de discusión para concordar, finalmente firmaron un acuerdo que había sido rechazado en ocasiones pasadas.
¿Era necesario negarse tantas veces para terminar aceptando todos los términos y condiciones impuestos por los estudiantes inicialmente?
Las verdaderas razones por las que no aceptaban son totalmente desconocidas, pero lo que claro está es que el MEU regresó a los estudiantes su cuota de poder, no solo por ser reconocidos como legítimos representantes estudiantiles, sino como los tomadores de decisiones en materia académica de la educación superior, pretendiendo mantener la educación pública realmente pública porque estudiar no es un privilegio, es un derecho humano.