El intento de golpe de Estado en Turquía deja 265 muertos y más de 2.800 detenidos
Más de 2.800 el número de militares que han sido detenidos por su presunta relación con la intentona golpista en Turquía, 265 personas han muerto, entre ellas 104 presuntos golpistas y 47 civiles, y más de 1.400 han resultado heridas. Este es el balance de una larga noche y una tensa madrugada. El Gobierno ha dado por sofocado el alzamiento, fracasado fundamentalmente por la resistencia de la población en las calles.
El primer ministro turco, Benali Yildirim, ha descrito la asonada como una «mancha negra» en la historia de Turquía, si bien ha destacado que su derrota demuestra el compromiso del país con la democracia. En este sentido, ha dado por derrotado el golpe y ha confirmado que las autoridades legítimas, tanto militares como políticas, tienen pleno control de la situación. Un total de 265 personas han perdido la vida durante el intento de Golpe de Estado en Turquía, de las que 161 serían miembros de las fuerzas del gobierno y civiles, según Yildirim.
Al menos 2.839 militares han sido detenidos por su presunta colaboración con el golpe, según Yildirim, que ha incluido entre los sospechosos tanto a soldados rasos como a oficiales de alto rango. El Gobierno había informado previamente de la destitución de cinco generales y 29 coroneles.
El jefe del Ejecutivo ha apuntado en su comparecencia que la pena de muerte no existe actualmente en el Código Penal turco, pero ha advertido de que las autoridades estudiarán cambios en la legislación para que sucesos como el de la pasada madrugada no vuelvan a tener lugar.
Yildirim ha atribuido el golpe a una «estructura paralela», una alusión que se ha repetido en las diferentes reacciones de las autoridades al intento de golpe de Estado, incluida la del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
El Gobierno islamista se refiere de esta forma a los seguidores del clérigo Fetulá Gulen, exiliado en Estados Unidos y acusado de conspirar contra las actuales estructuras del Estado turco. Bajo estos argumentos, Erdogan ha emprendido en los últimos años una purga del sistema judicial y policial. Yildirim ha avisado de que cualquier país que apoye al clérigo no será un amigo de Turquía, hasta el punto de que sería como si estuviese en «guerra».
Gulen, sin embargo, ha rechazado «categóricamente» estar detrás de la rebelión militar. «El Gobierno debería ganarse mediante un proceso de elecciones libres y justas, no por la fuerza», ha subrayado, en un comunicado en el que ha abogado por una resolución «pacífica».
Llamada de Erdogan a la rebelión
La facción rebelde, que se sepa hasta el momento, estaba formada por más de un centenar de militares, equipados con tanques e incluso un helicóptero de combate que han provocado el pánico entre la población antes de que el presidente turco lanzara – desde una llamada por teléfono móvil – una súplica a la rebelión callejera contra los sublevados.
La llamada de Erdogan, unida al respaldo internacional y el apoyo político interno, reactivó a una población que se daba por convencida del triunfo del golpe en torno a las 23.05 horas, cuando los golpistas tomaron la sede de la cadena estatal TRT, declararon la ley marcial, ratificaron su falsa victoria y anunciaron incluso la apertura de un nuevo proceso constituyente.
Sin embargo, el golpe no ha caído en silencio. A lo largo de la noche se han registrado fuertes enfrentamientos en el Parlamento de Ankara — rodeado por tanques sublevados que han abierto fuego, causando graves daños al edificio –, así como en las inmediaciones del aeropuerto de Ataturk y, en lo que parece ser hasta el momento el ataque más sangriento de la noche, contra la sede de las fuerzas especiales en el barrio de Gulbasi, Ankara, donde los golpistas han matado a 17 policías.
Cierre de los puentes
El cierre de los puentes del Bósforo y de Fatih Sultan en torno a las 21.30 horas apuntaban lo que comenzaría media hora después. Los residentes de Ankara y Estambul atestiguaron el vuelo a ras de los tejados de aviones y helicópteros de combate y el sonido de varios disparos. El Gobierno turco confirmó el golpe de Estado en torno a las 22.00 horas a través del primer ministro, Binali Yildirim. El presidente Erdogan estaba en esos momentos con su familia, disfrutando de unas vacaciones en la ciudad de Bodrum, en el suroeste del país.
Toma de la televisión
Los golpistas procedieron a tomar la sede de la cadena turca TRT, donde emitieron su comunicado. Primero, anunciaron la creación de una junta militar interina, llamada «Consejo de la Paz», garante de una «nueva Constitución» y con la voluntad de «conservar todos los acuerdos internacionales mantenidos hasta el momento» antes de declarar la ley marcial y el toque de queda.
Erdogan hizo su aparición 25 minutos después de esta declaración. Lo hizo a través de un teléfono móvil en una llamada de voz e imagen mediante la aplicación Facetime a la cadena CNN Turk, donde sentó las bases de su mensaje de contraataque que repetiría durante las próximas horas: acusó de la asonada a una «estructura de poder paralela» -la definición que emplea para describir las tácticas de su enemigo Gulen, mientras fuentes cercanas al clérigo desmentían toda participación- y llamó a sus partidarios a combatir a los tanques en las calles antes de anunciar «el máximo castigo para los implicados».
A partir de ahí, violencia. Primero con el ataque efectuado supuestamente por el helicóptero de combate en manos de los golpistas sobre población civil -el helicóptero fue destruido minutos después por un caza de combate-, y a continuación con una operación de los sublevados contra el Parlamento turco en Ankara, bombardeado con proyectiles de tanque.
Apoyo internacional a Erdogan
No sería hasta en torno a las 01.00 de este sábado cuando el presidente estadounidense, Barack Obama, declaró su apoyo incondicional al Gobierno turco, poniendo en marcha una cadena de apoyos seguida por la Unión Europea, España, México, Alemania y más países, mientras partidos de oposición al presidente –republicanos, nacionalistas, y la formación prokurda del HDP– lanzaban un mensaje a favor del sistema democrático en el país y contra el golpe de Estado.