Nuevos detalles de la captura de Joaquín «El Chapo» Guzmán en Sinaloa
El capo narco Joaquín «El Chapo» Guzmán Loera se arrastró para salir del alcantarillado y terminó en medio del tránsito en Los Mochis.
Desorientado después del recorrido subterráneo y huyendo de los militares que lo seguían, se encontró frente a un Walmart. Allí, el criminal más buscado del mundo tuvo que improvisar porque su transporte no llegaba.
Acompañado por «El Cholo», uno de sus hombres de confianza, tomó el Volkswagen blanco de un conductor que pasaba por ahí pero, tan sólo unas cuadras más adelante el vehículo comenzó a echar humo, según testigos. Entonces, los dos narcos vieron un Ford Focus rojo parado en un semáforo, que estaba siendo manejado por una mujer con su hija y su nieto de cinco años.
«Salgan del auto ya mismo», dijo el cómplice de Guzmán, apuntando a la mujer con un arma mientras abría la puerta. Ella obedeció y «El Cholo» le pasó el bolso que había quedado en el asiento trasero antes de arrancar.
A principios de enero, Guzmán llegó a la ciudad de Los Mochis, en Sinaloa, a una casa donde las autoridades habían localizado a uno de los hombres que ayudó a cavar el túnel por el que escapó «El Chapo». Durante semanas equipos de construcción trabajaron en la casa. Las llamadas interceptadas indicaban que alguien importante estaba por llegar. La última pista fue una orden de comida, dijeron oficiales mexicanos según indicó The New York Times.
A principios de enero los residentes de la casa cambiaron sus rutinas. Interceptaron conversaciones telefónicas en las que hablaban de la inminente llegada de alguien a quien llamaban «Abuela» o «Tía».
En las primeras horas del 7 de enero un auto se detuvo en la casa, lo que generó una mayor seguridad por parte de las fuerzas que Guzmán sería quien estaba en la casa.
A la medianoche del 8 de enero, un hombre que manejaba una camioneta blanca, un vehículo con las mismas características del que manejaban los ayudantes del líder narco, recogió una enorme orden de tacos.
A las 4:30 de la madrugada, 17 militares de las Fuerzas Especiales de la Marina mexicana irrumpieron en la casa, con el apoyo de 50 soldados que estaban a cargo de la vigilancia, y de revisar el sistema de drenaje dentro y fuera de la casa. En la vivienda se generó un feroz intercambio de disparos, en el que varios de los secuaces del narcotraficante perdieron la vida.
La casa contaba con «trampas» diseñadas con el objetivo de resguardar a «El Chapo». Una de ellas era una salida detrás del espejo de un armario, la utilizó para escapar cuando se iniciaba el intercambio de disparos.
Ingenieros y excavadores construyeron en todas sus casas túneles que le permitieron escabullirse, una y otra vez, minutos antes de las redadas. Se cree que Guzmán llegó a construir unos 90 pasajes subterráneos equipados con iluminación, ventilación y carros mecánicos para pasar el contrabando de drogas.
Dos horas después del inicio de las operaciones, la casa estaba en poder de las fuerzas militares mexicanas. Allí los uniformados encontraron dos túneles, uno debajo del refrigerador el cual era falso y sólo servía para confundir a las tropas que avanzaban, y el que estaba en el armario, el cual se activaba con un interruptor, por donde Guzmán escapó.
Sin embargo, en esta oportunidad las autoridades volvieron a recapturar al narco, quien pudo huir junto a «El Cholo» por un corto lapso de tiempo, y fue enviado, nuevamente, al penal de máxima seguridad del Altiplano y ahora enfrenta la posibilidad de ser extraditado a Estados Unidos, uno de sus mayores temores.