Micro-editorial: Fracaso de las políticas de seguridad en Honduras
Más de 6 mil millones de lempiras ha recaudado el actual Gobierno de la República por concepto de tasa de seguridad, unido esto al presupuesto que se destina para las secretarias de Seguridad y Defensa son cantidades extraordinarias, nunca antes utilizadas para el combate de la delincuencia y la criminalidad, sin embargo los resultados son deprimentes y alarmantes.
Mientras un sector, muy pero muy reducido de la sociedad, entre los que se encuentran el mandatario de la República y familiares, sus más cercanos colaboradores y funcionarios así como representantes de los poderes judicial y legislativo, gozan de extrema seguridad, la mayoría de la población se siente en indefensión.
La militarización de la sociedad, lejos de aplacar la fuerte vorágine de la delincuencia y criminalidad, pareciera que no inquieta a los que participan en actividades ilícitas, quizás porque en la actualidad, las fuerzas de seguridad, se perciben por la mayoría de ciudadanos, como cuerpos armados al servicio especifico del sector político.
No se puede seguir achacando los fracasos en esta materia a las administraciones anteriores, tomando en cuenta también que quienes hoy dirigen, han sido parte integrantes de ellas, en posiciones muy importantes y de dirección.
“Nunca olvidemos el bache de la última década y media, en seguridad, desempleo, falta de transparencia e impunidad” dijo ayer el Presidente Hernández, pero no hay que olvidar que su partido, El Partido Nacional de Honduras, gobierna por segunda ocasión consecutiva dentro de ese periodo que el menciona, por lo tanto en el recae un alto grado de responsabilidad, en la situación que hoy viven los hondureños.
El flamante Ministro de Seguridad aseguró que los ataques son el resultado del endurecimiento de las medidas implementadas por el gobierno en contra el crimen y la delincuencia, reflexiones irreflexivas a escasos instantes de ocurridas las últimas masacres de personas en varios sectores del país y sin ningún fundamento investigador que refuerce sus extraordinarias hipótesis.
Mientras tanto el país se desangra, la seguridad es exclusiva para unos pocos, la inversión multimillonaria no se refleja en las estadísticas (reales que conste), por lo pronto seguiremos observando los grandes despliegues militares y policiales en zonas exclusivas visitadas por “grandes personajes” ah y por cierto los sorprendentes cordones de seguridad en los constantes “actívate”, seguridad para unos, inseguridad para todos.