Un derbi madrileño gris acaba con un empate justo
El empate en el derbi (1-1) no pudo ser más justo. Hubo poco juego, un tiempo para cada uno y el Real Madrid, que dominó a placer al inicio, acabó pidiendo la hora ante el empuje final del Atlético. Tablas en esta batalla, pero a buen seguro que habrá más. Respeto absoluto entre ambos. Demasiado para las alturas de la temporada en la que estamos, aún entrando en el mes de octubre.
Los rojiblancos cedieron el dominio de manera absoluta a su rival, mientras que los de Benítez se conformaron con el dominio sin agredir, como un boxeador que mantiene siempre las distancias por si acaso. El Madrid dominó con claridad la primera parte pero acabó pidiendo la hora El Madrid iba de izquierda a derecha, de un lado a otro con el balón, pero sin profundidad. Modric manejó a su antojo, pero solo Benzema arriba tenía las ideas claras y creaba verdadero peligro ante un Atlético que ni siquiera se mostraba seguro atrás, esperando un milagro al contragolpe.
Correa fue el primero en avisar. En él se intuye un jugador mayúsculo, de los que marcan diferencias, aquellos llamados a marcar una época, y en el derbi se le vieron varios de esos detalles. Su primer disparo se perdió desviado en una de las escasas llegadas al área rival de los de Simeone.
Entre tanto dominio blanco, se atrevió Carvajal con una internada por la banda, dejó en evidencia a Filipe Luis en velocidad y su preciso centro lo remató Benzema de precioso remate de cabeza. El partido era total y absolutamente del Madrid, solo un nuevo chispazo de Correa asustó a los blancos, y la sensación era que solo un error de los blancos podía nivelar el partido. Y el ‘regalo’ llegó.
Sergio Ramos arriesgó en un pase en una zona prohibida, después se confió en un control en el área y acabó haciendo penalti a Tiago. Griezmann se dirigió a los once metros para empatar el partido, pero enfrente se encontró al portero con más confianza del mundo, una pantera que parece imposible de superar.
El galo lo lanzó ajustado, pero Keylor le adivinó la intención para sumar un punto más en su camino a convertirse en ídolo del madridismo. Tras el descanso, la actitud del Atlético cambió radicalmente. Más ambición, más intensidad y, en definitiva, más juego ante un Madrid que, por primera vez en el partido, se vio superado.
Simeone sacó a Vietto y Jackson, metiendo en el campo a toda su artillería, y le funcionó, arrinconando a los blancos en su área. Y fue nuevamente un error el que brindó la ocasión al Atlético, pues un balón perdido de Arbeloa lo aprovechó Jackson para irse por la banda izquierda y centrar al área para que Vietto pusiera el definitivo empate.
El Atlético apretó y mucho al final, pero Keylor volvió a salvar a un Madrid que acabó pidiendo la hora ante el empuje riva