Servir y curar a un enfermo es servir a Cristo, dice el Papa Francisco
VATICANO.- Al presidir hoy el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco destacó que servir a las personas enfermas es un “camino privilegiado” para encontrar a Cristo, pues al curar y servir a un enfermo es “servir a Cristo”.
El Santo Padre aseguró que la Iglesia continuamente los encuentra por su camino, considerando a las personas enfermas como un camino privilegiado para encontrar a Cristo, para acogerlo y para servirlo”.
“Curar a un enfermo, acogerlo, servirlo, es servir a Cristo: el enfermo es la carne de Cristo”, dijo.
El Santo Padre recordó que “el Evangelio de hoy nos presenta a Jesús que, después de haber predicado el sábado en la sinagoga cura a muchos enfermos”.
El Pontífice explicó que a pesar de los avances de la ciencia, “el sufrimiento interior y físico de las personas suscita fuertes interrogantes sobre el sentido de la enfermedad y del dolor, y sobre el porqué de la muerte”.
“Se trata de preguntas existenciales a las cuales la acción de la pastoral de la Iglesia debe responder a la luz de la fe, teniendo ante los ojos el Crucifijo, en el cual aparece todo el misterio salvífico de Dios Padre, que por amor a los hombres entregó a su propio Hijo”.
Francisco indicó que “la obra salvífica de Cristo no termina con su persona en tiempo de su vida en la tierra; ella continua mediante la Iglesia, sacramento del amor y de la ternura de Dios por los hombres”.
“Enviando en misión a sus discípulos, Jesús confiere a ellos un doble mandato: anunciar el Evangelio de la salvación y curar a los enfermos. Fiel a esta enseñanza, la Iglesia siempre ha considerado la asistencia a los enfermos parte integrante de su misión”.
Todo cristiano, aseguró, “está llamado a llevar la luz de la Palabra de Dios y la fuerza de la gracia a aquellos que sufren y a cuantos les asisten, familiares, médicos, enfermeros, para que el servicio al enfermo sea realizado siempre con humanidad, con dedicación generosa, con amor evangélico, con ternura”.
“La Iglesia madre, a través de nuestras manos, acaricia nuestros sufrimientos y sana nuestras heridas, y lo hace con la ternura de una madre”.
Para el Pontífice, la actividad principal de Jesús durante su vida pública es precisamente la de “predicar y curar”.
“Con la predicación anuncia el Reino de Dios y con la curación demuestra que es cercano, que el Reino de Dios está en medio de nosotros”.
El Papa explicó a los miles de fieles que se reunieron en la Plaza de San Pedro, que “venido a la tierra para anunciar y realizar la salvación de todo hombre y de todos los hombres, Jesús muestra una particular predilección por los que están heridos en el cuerpo y en el espíritu: los pobres, los pecadores, los endemoniados, los enfermos, los marginados”.
De esta manera, “se revela médico de almas y de cuerpos, buen samaritano del hombre”.
Por ello, indicó, Cristo “es el verdadero Salvador: Jesús salva, Jesús cuida, Jesús cura”.
Esta actitud de Cristo hacia los enfermos “nos invita a reflexionar sobre el sentido y el valor de la enfermedad”, señaló.
El Papa también recordó que el 11 de febrero se celebra la Jornada Mundial del Enfermo y bendijo las iniciativas que se desarrollarán para la ocasión. Entre ellas, una vigilia de oración en Roma el 10 de febrero.