Los 5 capos más poderosos de la historia latinoamericana
Presencia Universitaria._ La televisión y los periódicos se han encargado de convertirlos en celebridades a pesar de sus actos. Su fama, sus cuantiosas fortunas, el miedo y la admiración que despiertan en propios y extraños, además de su capacidad para enlutar a un continente entero, hace que estos personajes queden en la historia como los reyes del primer negocio ilícito más lucrativo del mundo: el narcotráfico.
Dos colombianos, dos mexicanos y un panameño han sido los narcotraficantes más influyentes en América Latina. El territorio hondureño y la débil institucional de esta nación ha sido un factor clave para cada uno de ellos.
Las drogas constituyen un negocio para pocos y la muerte para muchos. Honduras así lo demuestra. El negocio incluye el lavado y el blanqueo del dinero, el crimen organizado, la corrupción, la falta de ética, los excesos y la acumulación del poder, además de su influencia en la cultura popular.
A continuación te presentamos una breve reseña de los cinco narcotraficantes con mayor influencia en el continente, capaces de corromper la institucionalidad pública y sembrar el terror en sus países.
1. Pablo Emilio Escobar, el Patrón (Colombiano)
Para hablar de Colombia y del nacimiento del narcotráfico es necesario conocer a Pablo Escobar. Aunque los colombianos se han empecinado en borrar de su historia la sangrienta época del auge de la cocaína en su país, Escobar está plasmado en cada línea que se ha escrito sobre ella.
Llegó a ser el hombre más poderoso de Colombia y uno de los más ricos de todo el mundo. Perfiló por varios años como “una de las personas más influyentes” en la revista Forbes. Con una inmensa fortuna, cientos de enemigos y varios postores solicitando su cabeza, el reinventor del comercio mundial de la cocaína será recordado por siempre por sembrar el terror en su propio país teniendo acorralado al ejército, al gobierno y al país entero. Sin embargo, también será defendido a capa y espada por algunos de sus «paisanos» en Medellín, quienes todavía le rinden culto a “Don Pablo” por las obras sociales que hizo en la ciudad y por su “buena voluntad” al ayudar comunidades pobres.
Su vida ha servido de inspiración para crear documentales, libros y series de televisión. Todo niño que nace en Colombia sabrá quien fue Pablo Escobar y lo que representa. Mató y sobornó a quien fuese necesario para consolidar su negocio.
También internacionalizó la droga y mostró que cuando el narcotráfico surge en un Estado corrupto y profundamente susceptible, su empoderamiento y éxito viene casi como un efecto secundario.
2. Amado Carrillo Fuentes, el Señor de los Cielos (Mexicano)
Se dice que este sinaloense obtuvo la batuta de líder después de la muerte de su socio Pablo Escobar. Al morir a manos de un agente estadounidense, el jefe del Cartel de Medellín, dejó un negocio inmovilizado y alguien tenía que hacerse cargo.
El famoso “Señor de los Cielos”, apodado así por su completa flota de 12 aviones tipo Boeing 727, lavó más de 200 millones de dólares del cartel colombiano para financiar su substanciosa empresa: el Cartel de Juárez.
Se dice que Carrillo Fuentes era un hombre prudente. De su fallecido colega colombiano aprendió que no es factible tener un alto perfil en los medios de comunicación y en el círculo político y social del país. Entró al negocio gracias a su tío Ernesto Fonseca Carrillo, alias “Don Neto”, a quien le supervisaba sus bodegas de marihuana.
“El Señor de los cielos”, fue el director absoluto de casi toda la droga que provenía de Suramérica y de México hacia EE.UU. Mantuvo su hegemonía por un buen tiempo hasta que la DEA, empezó a pisarle los talones, por lo que emprendió su huida a varios países de la región, entre ellos Argentina, Chile y Cuba, sin embargo, fue en México donde residió sus últimos días de vida.
Sobre su muerte no se sabe mucho, pero la autopsia reveló que Carrillo falleció de un paro cardíaco mientras se practicaba una liposucción y cirugía plástica que duró más de ocho horas con la esperanza de cambiar totalmente su identidad y escabullirse por completo de las autoridades.
3. Manuel Antonio Noriega, el Generalito (Panameño)
Finalizaba la década de los ochentas y Panamá vivía una de sus peores crisis económica, política y social. Bajo su mandato estaba el militar y líder político Manuel Antonio Noriega, quien más tarde sería señalado como uno de los narcotraficantes más grandes del continente.
Noriega se destacó como militar desde muy joven. Llegó a ser Jefe de Servicio de Inteligencia, con el cual tuvo contacto cercano con el ejército estadounidense, que tenía constante vigilancia en el canal de Panamá, y los que más tardes lo condenarían a 20 años por tráfico de drogas y lavado de activos.
Al mismo tiempo que recibía una comisión de los militares estadounidenses por ser un informante, el ex dictador panameño, tenía un jugoso trato con la empresa más poderosa de aquella época: el cartel de Medellín. Le permitía el libre paso de cocaína por el canal y por todo el territorio nacional.
A parte de sus polémicas vías para llegar al poder, el ex dictador, se deshizo de quienes pretendieron derrocarlo y le declaró la guerra al gobierno de Estados Unidos, logrando así un bloqueo de aquel país, para que Noriega abandonara su cargo, lo que sumió a panamá en una terrible crisis por varios años. A principios de 1990, se entregó al ejército del entonces presidente George H. W. Bush y fue trasladado inmediatamente a Miami, donde fue sentenciado a 20 años de prisión.
Actualmente, Noriega, con una avanzada edad (81 años) y enfermo, fue requerido hace dos años por el gobierno panameño y está en una cárcel en su país, el cual lo acusa de mandar a matar a más de 14 panameños en el tiempo en que ejerció su mandato.
4. Gilberto Rodríguez Orejuela, el Ajedrecista (Colombiano)
Era apodado “El Ajedrecista” por su gran habilidad para manejar a su favor personas del mundo empresarial y político de Colombia. Era el líder de una de las más temidas organizaciones criminales, el famoso Cartel de Cali. Fue un hombre respetado y admirado en todos los círculos a los que pertenecía. Desde muy joven le gustó el trabajo y el estudio. Sus allegados lo describen como un protector férreo de los suyos, un buen consejero para sus subalternos y amigos y un astuto hombre de negocios.
Rodríguez Orejuela parecía tener todo lo necesario para entrar al mundo del narcotráfico, mucha astucia, autoridad y una cabeza fría para tomar decisiones. Su familia se enteró muchos años después de su doble vida. En su ciudad natal, el Valle del Cuaca, era querido y respetado. Ante sus hijos y esposa era un señor intachable, rigoroso con la disciplina y la honestidad. Se dice que hasta era un poco reservado para mostrar lujos y derrochar dinero.
No le costó mucho esfuerzo, aunque sí dinero, hacerse de aliados para fortalecer su imperio, sin embargo, hubo uno al que nunca pudo echarse al bolsillo: Pablo Escobar. El jefe del cartel de Medellín seguía teniendo casi toda la hegemonía sobre el control del tráfico de cocaína hacia Estados Unidos. “El Ajedrecista” no era partidario del fuego ni de las armas como lo era su homónimo. Antes de utilizar el terror para conseguir un objetivo, él prefería negociar y comprar. Por eso no dudó en aliarse con otros narcotraficantes y con el mismo gobierno para encontrar y capturar a Escobar.
El colombiano fue capturado en 1995 y liberado siete años después, aunque bajo la fuerte insistencia del gobierno estadounidense para extraditarlo, fue capturado nuevamente en 2004 y extraditado poco tiempo después al estado de Florida. El ex capo aprovechó su estadía en la cárcel estudiando la licenciatura de Filosofía e Historia en la Universidad de Santo Tomás, su tesis fue sobre la violencia en Colombia y es catalogado por expertos en el tema como “muy meritoria y completa”. Con 74 años encima y con ciertos problemas de salud, Gilberto Rodríguez Orejuela sigue pagando su condena.
5. Joaquín Guzmán Loera, el Chapo (Mexicano)
La captura del mexicano el pasado febrero causó revuelo en el mundo. El Chapo se había convertido en un mito para muchos. Desde su misteriosa fuga de una cárcel de máxima seguridad en el estado de Jalisco en 2001, sus polémicas figuraciones en revistas internacionales de negocios como un hombre multimillonario, poderoso e influyente, sus viajes fantasmales y su autoría intelectual en sangrientas batallas entre miembros de su cartel y sus rivales, hasta su exclusivo primer lugar en la lista del FBI, Interpol y la DEA como el hombre más buscado del planeta, él era el legítimo dueño y señor de esta lucrativa compañía transnacional del tráfico de drogas.
A él se le achacan unas tres mil muertes, incluido un cardenal y un agente antidrogas estadounidense. Su reinado y poderío se extendió en varios países de Latinoamérica, el Cartel de Tijuana era su principal dolor de cabeza, la sanguinaria organización de los Zetas eran sus aliados pero luego de una eminente ruptura con los ex militares, estalló una ola de violencia en toda la República mexicana.
Guzmán Loera es conocido por todos como un hombre determinado y avispado, logró transportar a través de narcotúneles cocaína y heroína hacia Estados Unidos valoradas en unos seis billones de euros. El Chapo ha sido catalogado como el indudable soberano del narcotráfico. Se han creado infinidad de narcocorridos en su honor. Y sobre él giran ya varias leyendas.
En los últimos días, el gobierno de Barak Obama, le ha pedido a las autoridades mexicanas que aprueben la petición de extradición de “El Chapo” para juzgarlo en una cárcel de Estados Unidos, país en el cual se lo disputan varios Estados, entre ellos New York y Chicago, -después de la muerte de Osama Bin Laden, Guzmán Loera era el principal enemigo público de EE.UU.- sin embargo, los operadores de justicia de México arguyen que el imputado deberá cumplir su condena en tierra azteca.
Fuente: Presencia Universitaria
La televisión y los periódicos se han encargado de convertirlos en celebridades a pesar de sus actos. Su fama, sus cuantiosas fortunas, el miedo y la admiración que despiertan en propios y extraños, además de su capacidad para enlutar a un continente entero, hace que estos personajes queden en la historia como los reyes del primer negocio ilícito más lucrativo del mundo: el narcotráfico.
Dos colombianos, dos mexicanos y un panameño han sido los narcotraficantes más influyentes en América Latina. El territorio hondureño y la débil institucional de esta nación ha sido un factor clave para cada uno de ellos.
Las drogas constituyen un negocio para pocos y la muerte para muchos. Honduras así lo demuestra. El negocio incluye el lavado y el blanqueo del dinero, el crimen organizado, la corrupción, la falta de ética, los excesos y la acumulación del poder, además de su influencia en la cultura popular.
A continuación te presentamos una breve reseña de los cinco narcotraficantes con mayor influencia en el continente, capaces de corromper la institucionalidad pública y sembrar el terror en sus países.
1. Pablo Emilio Escobar, el Patrón (Colombiano)
Para hablar de Colombia y del nacimiento del narcotráfico es necesario conocer a Pablo Escobar. Aunque los colombianos se han empecinado en borrar de su historia la sangrienta época del auge de la cocaína en su país, Escobar está plasmado en cada línea que se ha escrito sobre ella.
Llegó a ser el hombre más poderoso de Colombia y uno de los más ricos de todo el mundo. Perfiló por varios años como “una de las personas más influyentes” en la revista Forbes. Con una inmensa fortuna, cientos de enemigos y varios postores solicitando su cabeza, el reinventor del comercio mundial de la cocaína será recordado por siempre por sembrar el terror en su propio país teniendo acorralado al ejército, al gobierno y al país entero. Sin embargo, también será defendido a capa y espada por algunos de sus «paisanos» en Medellín, quienes todavía le rinden culto a “Don Pablo” por las obras sociales que hizo en la ciudad y por su “buena voluntad” al ayudar comunidades pobres.
Su vida ha servido de inspiración para crear documentales, libros y series de televisión. Todo niño que nace en Colombia sabrá quien fue Pablo Escobar y lo que representa. Mató y sobornó a quien fuese necesario para consolidar su negocio.
También internacionalizó la droga y mostró que cuando el narcotráfico surge en un Estado corrupto y profundamente susceptible, su empoderamiento y éxito viene casi como un efecto secundario.
2. Amado Carrillo Fuentes, el Señor de los Cielos (Mexicano)
Se dice que este sinaloense obtuvo la batuta de líder después de la muerte de su socio Pablo Escobar. Al morir a manos de un agente estadounidense, el jefe del Cartel de Medellín, dejó un negocio inmovilizado y alguien tenía que hacerse cargo.
El famoso “Señor de los Cielos”, apodado así por su completa flota de 12 aviones tipo Boeing 727, lavó más de 200 millones de dólares del cartel colombiano para financiar su substanciosa empresa: el Cartel de Juárez.
Se dice que Carrillo Fuentes era un hombre prudente. De su fallecido colega colombiano aprendió que no es factible tener un alto perfil en los medios de comunicación y en el círculo político y social del país. Entró al negocio gracias a su tío Ernesto Fonseca Carrillo, alias “Don Neto”, a quien le supervisaba sus bodegas de marihuana.
“El Señor de los cielos”, fue el director absoluto de casi toda la droga que provenía de Suramérica y de México hacia EE.UU. Mantuvo su hegemonía por un buen tiempo hasta que la DEA, empezó a pisarle los talones, por lo que emprendió su huida a varios países de la región, entre ellos Argentina, Chile y Cuba, sin embargo, fue en México donde residió sus últimos días de vida.
Sobre su muerte no se sabe mucho, pero la autopsia reveló que Carrillo falleció de un paro cardíaco mientras se practicaba una liposucción y cirugía plástica que duró más de ocho horas con la esperanza de cambiar totalmente su identidad y escabullirse por completo de las autoridades.
3. Manuel Antonio Noriega, el Generalito (Panameño)
Finalizaba la década de los ochentas y Panamá vivía una de sus peores crisis económica, política y social. Bajo su mandato estaba el militar y líder político Manuel Antonio Noriega, quien más tarde sería señalado como uno de los narcotraficantes más grandes del continente.
Noriega se destacó como militar desde muy joven. Llegó a ser Jefe de Servicio de Inteligencia, con el cual tuvo contacto cercano con el ejército estadounidense, que tenía constante vigilancia en el canal de Panamá, y los que más tardes lo condenarían a 20 años por tráfico de drogas y lavado de activos.
Al mismo tiempo que recibía una comisión de los militares estadounidenses por ser un informante, el ex dictador panameño, tenía un jugoso trato con la empresa más poderosa de aquella época: el cartel de Medellín. Le permitía el libre paso de cocaína por el canal y por todo el territorio nacional.
A parte de sus polémicas vías para llegar al poder, el ex dictador, se deshizo de quienes pretendieron derrocarlo y le declaró la guerra al gobierno de Estados Unidos, logrando así un bloqueo de aquel país, para que Noriega abandonara su cargo, lo que sumió a panamá en una terrible crisis por varios años. A principios de 1990, se entregó al ejército del entonces presidente George H. W. Bush y fue trasladado inmediatamente a Miami, donde fue sentenciado a 20 años de prisión.
Actualmente, Noriega, con una avanzada edad (81 años) y enfermo, fue requerido hace dos años por el gobierno panameño y está en una cárcel en su país, el cual lo acusa de mandar a matar a más de 14 panameños en el tiempo en que ejerció su mandato.
4. Gilberto Rodríguez Orejuela, el Ajedrecista (Colombiano)
Era apodado “El Ajedrecista” por su gran habilidad para manejar a su favor personas del mundo empresarial y político de Colombia. Era el líder de una de las más temidas organizaciones criminales, el famoso Cartel de Cali. Fue un hombre respetado y admirado en todos los círculos a los que pertenecía. Desde muy joven le gustó el trabajo y el estudio. Sus allegados lo describen como un protector férreo de los suyos, un buen consejero para sus subalternos y amigos y un astuto hombre de negocios.
Rodríguez Orejuela parecía tener todo lo necesario para entrar al mundo del narcotráfico, mucha astucia, autoridad y una cabeza fría para tomar decisiones. Su familia se enteró muchos años después de su doble vida. En su ciudad natal, el Valle del Cuaca, era querido y respetado. Ante sus hijos y esposa era un señor intachable, rigoroso con la disciplina y la honestidad. Se dice que hasta era un poco reservado para mostrar lujos y derrochar dinero.
No le costó mucho esfuerzo, aunque sí dinero, hacerse de aliados para fortalecer su imperio, sin embargo, hubo uno al que nunca pudo echarse al bolsillo: Pablo Escobar. El jefe del cartel de Medellín seguía teniendo casi toda la hegemonía sobre el control del tráfico de cocaína hacia Estados Unidos. “El Ajedrecista” no era partidario del fuego ni de las armas como lo era su homónimo. Antes de utilizar el terror para conseguir un objetivo, él prefería negociar y comprar. Por eso no dudó en aliarse con otros narcotraficantes y con el mismo gobierno para encontrar y capturar a Escobar.
El colombiano fue capturado en 1995 y liberado siete años después, aunque bajo la fuerte insistencia del gobierno estadounidense para extraditarlo, fue capturado nuevamente en 2004 y extraditado poco tiempo después al estado de Florida. El ex capo aprovechó su estadía en la cárcel estudiando la licenciatura de Filosofía e Historia en la Universidad de Santo Tomás, su tesis fue sobre la violencia en Colombia y es catalogado por expertos en el tema como “muy meritoria y completa”. Con 74 años encima y con ciertos problemas de salud, Gilberto Rodríguez Orejuela sigue pagando su condena.
5. Joaquín Guzmán Loera, el Chapo (Mexicano)
La captura del mexicano el pasado febrero causó revuelo en el mundo. El Chapo se había convertido en un mito para muchos. Desde su misteriosa fuga de una cárcel de máxima seguridad en el estado de Jalisco en 2001, sus polémicas figuraciones en revistas internacionales de negocios como un hombre multimillonario, poderoso e influyente, sus viajes fantasmales y su autoría intelectual en sangrientas batallas entre miembros de su cartel y sus rivales, hasta su exclusivo primer lugar en la lista del FBI, Interpol y la DEA como el hombre más buscado del planeta, él era el legítimo dueño y señor de esta lucrativa compañía transnacional del tráfico de drogas.
A él se le achacan unas tres mil muertes, incluido un cardenal y un agente antidrogas estadounidense. Su reinado y poderío se extendió en varios países de Latinoamérica, el Cartel de Tijuana era su principal dolor de cabeza, la sanguinaria organización de los Zetas eran sus aliados pero luego de una eminente ruptura con los ex militares, estalló una ola de violencia en toda la República mexicana.
Guzmán Loera es conocido por todos como un hombre determinado y avispado, logró transportar a través de narcotúneles cocaína y heroína hacia Estados Unidos valoradas en unos seis billones de euros. El Chapo ha sido catalogado como el indudable soberano del narcotráfico. Se han creado infinidad de narcocorridos en su honor. Y sobre él giran ya varias leyendas.
En los últimos días, el gobierno de Barak Obama, le ha pedido a las autoridades mexicanas que aprueben la petición de extradición de “El Chapo” para juzgarlo en una cárcel de Estados Unidos, país en el cual se lo disputan varios Estados, entre ellos New York y Chicago, -después de la muerte de Osama Bin Laden, Guzmán Loera era el principal enemigo público de EE.UU.- sin embargo, los operadores de justicia de México arguyen que el imputado deberá cumplir su condena en tierra azteca.
Fuente: Presencia Universitaria