COLUMNA DE OPINIÓN ¿Exoneraciones fiscales, beneficio para quién? Por: Kevin Rodríguez Castillo, Economista especialista en Energía
El Servicio de Administración de Rentas cumplió su promesa de hacer públicos los informes de asistencias técnicas que ha brindado el Fondo Monetario Internacional a los gobiernos anteriores. Primero que todo, debemos de aplaudir esta decisión ya que debería ser una practica permanente el que la población hondureña tenga acceso a toda la información relacionada con el gobierno.
Debemos tomar la palabra de la intención hecha por la SAR, que el objetivo de la publicación de esta información es con el fin de “generar un debate informado, objetivo y veraz”. Resalto las ultimas tres palabras ya que esto debe orientarnos a excluir ideologías o pensamientos políticos partidistas de esta discusión. También hay que reconocer que la SAR ha cumplido con la meta ya que la semana pasada se dieron numerosos debates en los diferentes foros televisivos y radiales, así como en las redes sociales. Incluso propondría que este se lleve también al campo académico en las diferentes universidades.
Esta columna se enfocará en orientar, si es posible, a que el debate sea en función de los objetivos diferenciados de cada régimen fiscal. La discusión sobre la mejor política económica que debe implementar una nación ha existido a través de los siglos, y es cambiante en función de lo que busca lograr un país o sus gobernantes.
Podríamos atribuir al Economista y Filoso inglés, David Ricardo, como el padre o uno de los pioneros en esta materia con su libro “Principios de economía política y tributación”, publicado en 1817, y, dicho sea de paso, uno de mis favoritos. En él, aborda las ventajas comparativas y absolutas que tienen los países, y de cómo deberían orientar sus esfuerzos y recursos en aquellos rubros en los que se puede producir de una manera mas eficiente que los países vecinos. El caso mayormente conocido es el de Portugal e Inglaterra, en donde Portugal podía producir vino a menor costo, mientras que Inglaterra podía producir telas a más barato. Es interesante que eventualmente sucedió lo propuesto por David Ricardo ya que Inglaterra dejo de producir vino y reoriento sus esfuerzos y recursos en maximizar su producción de telas, y vendérselas a Portugal. Mientras que Portugal hizo lo propio dejando de producir telas, y maximizando su producción de vino a fin de vendérselo a Inglaterra.
En el mismo siglo otros países europeos realizaban algo similar, no obstante, utilizaron la teoría de David Ricardo, pero enfocándose en convertirse en potencias industriales. Un claro ejemplo fue el Imperio Alemán, que durante el siglo 19 se enfocaron en convertirse en potencias en químicos, acero, hierro, banca, y agroindustria.
Toda industria o iniciativa privada necesita pasar un periodo de tiempo en el que atraviesa la curva de aprendizaje. A medida que va adquiriendo mayor conocimiento, experiencia, y se incorporan nuevos factores como la tecnología, llegan a un nivel óptimo y eficiente de producción en el que sus costos de producción les permiten ser competitivos. En economía a esto se le conoce como “economías de escala”, y en estas situaciones, los incentivos y exoneraciones fiscales típicamente tienen una duración temporal, y puede ser en función del tiempo que a dicha industria le toma lograr esa eficiencia, o también, el tiempo que toma a que los proyectos logren un retorno a su inversión, ya que en los primeros años son intensivos en inversión de capital sin generar utilidades.
También existen otros tipos de exoneraciones que tienen por objetivo evitar que ciertos productos estratégicos se encarezcan, como es el caso del impuesto al combustible utilizado para la generación de electricidad, o incluso el mismo Diesel, que es vital para las actividades productivas del país. Justamente esa fue una de las decisiones acertadas tomadas por la administración de la Presidenta Xiomara Castro Sarmiento, al dar un descuento de casi 13 lempiras por galón de Diesel de forma permanente, sin considerar los casi 20 lempiras que se dieron durante el mes de julio que se congelo el precio del Diesel. Esta exoneración fiscal no tiene por objetivo la generación de empleo, sino el de controlar los índices de inflación.
En columnas anteriores he planteado la recomendación de implementar como política pública permanente la exoneración al Diesel que sea utilizado en el agro, construcción, transporte público y de carga, utilizando los mecanismos de control adecuados como un tinte color rojo, así como en Estados Unidos. La exoneración al impuesto del Bunker o ACPV tiene una meta similar, ya que de aplicar los $0.42 por galón implicaría un incremento de un 40% al costo del kWh generado por dicha tecnología, asumiendo el valor promedio histórico del Bunker.
Por último, debemos también analizar la definición para la frase “sacrificio fiscal”, ya que este valor varía en función de la actividad de la industria en donde se da la exoneración. Utilicemos el ejemplo del Diesel nuevamente, por cada galón de Diesel que se consume, el Gobierno está sacrificando al menos 13 lempiras. Podríamos estimar que, durante el mes de mayo, que se consumieron alrededor de 120 millones de galones de Diesel según el BCH, el gobierno dejo de percibir al menos 1,554 millones de lempiras en recaudación.
Tomando en cuenta lo anterior, sería interesante analizar estas mismas cifras durante la pandemia del covid-19 en 2020 y realizar una simulación del descuento de 13 lempiras por galón de Diesel, cuando prácticamente toda la población se quedo en sus hogares y el consumo de combustibles bajo considerablemente.
Otro escenario es el de energía eléctrica a base de bunker, que, si comparamos a Honduras con Costa Rica, Honduras produce alrededor del 40% de su electricidad a base de Bunker, mientras que Costa Rica no produce electricidad con Bunker. Es decir, si Honduras consumiera 0 electricidad a base de Bunker el “sacrificio fiscal” de exonerar los US$0.42/ galón seria también de 0. A medida que se consume mas electricidad a base de bunker, por cada galón adicional utilizado, se van sumando US$0.42/galón. Es importante valorar este caso de manera particular, ¿es realmente un sacrificio para el Gobierno no cobrar este impuesto si se esta logrando el objetivo de no encarecer el costo de energía eléctrica entre un 20% y 40%, evitando una mayor inflación?
El debate de los incentivos, exoneraciones y exenciones fiscales es sumamente amplio e interesante, pero a la vez complejo. En una próxima columna intentare abordar la situación desde la óptica internacional, ya que no podemos olvidar que Honduras compite con el resto de Centroamérica. Pero por ahora, espero haber postulado reflexiones validas de porque es importante que las autoridades y sector privado puedan realizar este análisis conjuntamente, con cada uno de los rubros productivos y enfocándose en cada uno de los regímenes fiscales que existen actualmente.