La riqueza de los diez hombres más ricos se ha duplicado, mientras se estima que los ingresos del 99 % de la humanidad se han deteriorado
• Cada 26 horas surge un nuevo milmillonario en el mundo. Mientras tanto, las desigualdades contribuyen a la muerte de al menos una persona cada cuatro segundos.
• En ALC – América Latina y el Caribe, la riqueza de los milmillonarios aumentó en un 52% (U$ 97 mil millones) entre marzo de 2020 y noviembre de 20211.
• Conjuntamente, 252 hombres poseen más riqueza que toda la población de mujeres y niñas de África, América Latina y el Caribe
Los diez hombres más ricos del mundo han duplicado con creces su fortuna, que ha pasado de 700 000 millones de dólares a 1,5 billones de dólares (a un ritmo de 15 000 dólares por segundo) durante los primeros dos años de una pandemia que habría deteriorado los ingresos del 99 % de la humanidad y que ha empujado a la pobreza a más de 160 millones de personas más.
“La pandemia de COVID-19 se volvió más mortal y prolongada debido a la desigualdad de ingresos, un indicador determinante para morir o sobrevivir a causa de la COVID-19”, afirmó Simon Ticehurst, Director Regional de Oxfam para ALC. Con solo el 8,4% de la población mundial, los 1,5 millones de muertes registradas en América Latina por Covid-19 representan alrededor del 30% del total de muertes mundiales, lo que convierte a la región en la más afectada del planeta, a septiembre de 2021 de acuerdo con datos de CEPAL.
En el nuevo informe de Oxfam Las desigualdades matan, publicado hoy con motivo de la «Agenda de Davos” del Foro Económico Mundial, la organización afirma que las desigualdades contribuyen a la muerte de al menos 21 000 personas al día, o, dicho de otra manera, de una persona cada cuatro segundos. Se trata de estimaciones conservadoras basadas en el número de muertes causadas a nivel global por la falta de acceso a servicios de salud, la violencia de género, la discriminación por raza, el hambre y la crisis climática.
Se calcula, por ejemplo, que 5,6 millones de personas mueren cada año por la falta de acceso a servicios de salud en países pobres. En el caso de São Paulo (Brasil), la esperanza de vida de la población de las zonas más ricas es 14 años mayor que la de las zonas más pobres. Además, las personas negras en este país tienen 1,5 veces más probabilidades de morir de COVID-19 que la población blanca.
«Los milmillonarios han tenido una pandemia de lujo. Los bancos centrales han inyectado billones de dólares en los mercados financieros para salvar la economía, pero una gran parte ha acabado en los bolsillos de los milmillonarios, que se han aprovechado del auge de los mercados bursátiles. Con las vacunas se pretendía poner fin a esta pandemia, pero los Gobiernos de los países ricos han permitido que los milmillonarios y los monopolios farmacéuticos corten el suministro a miles de millones de personas. Esto podría traducirse en un incremento de todas las formas imaginables de desigualdad «, afirma Gabriela Bucher, Directora Ejecutiva de Oxfam Internacional.
· La pandemia ha retrasado el camino hacia la paridad y las mujeres y niñas siguen siendo las más afectadas. En ALC, durante el 2020, las mujeres dedicaron 3 jornadas y media al trabajo de cuidados.
• Se estima que las desigualdades entre países crecerán por primera vez en una generación. Los países en desarrollo, privados de acceso a suficientes vacunas tuvieron que recortar el gasto social a medida que aumentaban sus niveles de endeudamiento, y ahora se enfrentan a la posibilidad de tener que adoptar medidas de austeridad. La proporción de personas con COVID-19 que mueren a causa del virus en países en desarrollo es aproximadamente el doble que en países ricos.
• Las desigualdades son un aspecto fundamental del cambio climático y violencia contra defensoras del medio ambiente. Aunque su contribución de emisiones de gases apenas supera el 8% a nivel mundial, ALC es una de las regiones más vulnerables frente a las amenazas de la crisis climática. Centroamérica con 0,26% de las emisiones destaca entre las de mayor vulnerabilidad a nivel global. Adicionalmente, muchas de las iniciativas que amenazan la biodiversidad y la vida de las comunidades en ALC son impulsadas por actores poderosos -tanto gobiernos como empresas privadas- lo que ha generado que tres cuartas partes de los ataques letales reportados contra activistas ambientales y de derechos territoriales ocurrieran en la región en el 2020.
El informe pone de manifiesto la importancia de que las dos mayores economías del mundo (Estados Unidosy China) hayan comenzado a plantearse políticas para reducir las desigualdades, incluida la aplicación de mayores tipos impositivos a las personas ricas y de medidas para acabar con los monopolios.
“Las desigualdades en ALC han sido exacerbadas por la pandemia. La pandemia nos trae nuevas variantes de desigualdades y una ruptura del ya precario pacto social, que nos obliga a considerar los limites económicos, sociales y ambientales de las múltiples crisis y a pensar la aplicación de medidas para una transición multidimensional más justa, feminista y sostenible”, indica Simon Ticehurst.
Oxfam recomienda que los Gobiernos adopten inmediatamente las siguientes medidas:
•Recuperar las ganancias que los milmillonarios han acumulado aplicando impuestos de carácter permanente sobre el capital y la riqueza para gravar la enorme riqueza que han amasado desde el inicio de la pandemia.
•Invertir los billones de dólares que podrían recaudarse con estos impuestos a través de un gasto progresivo en servicios de salud y protección social universales, la adaptación al cambio climático, y la prevención de la violencia de género y programas al respecto
Los Gobiernos ricos deben suspender inmediatamente las normas de propiedad intelectual que regulan la producción de vacunas contra la COVID-19 para que más países puedan producir vacunas seguras y eficaces con el fin de acabar con la pandemia.
Bucher finaliza: «No falta dinero, eso quedó claro cuando los Gobiernos movilizaron 16 billones de dólares para la respuesta ante la pandemia. Lo que falta es voluntad e imaginación para liberarnos del asfixiante modelo neoliberal que nos ha llevado al punto en el que estamos. Los Gobiernos deben escuchar el descontento social que pide justicia e igualdad».