La «Universidad del crimen» se cierra para nunca más abrirse
San Pedro Sula.- Asesinatos, masacres, amotinamientos, tráfico de armas y drogas son parte de las historias de terror que vivió la población carcelaria de la Penitenciaría Nacional de San Pedro Sula, Cortés. Este era el diario vivir en «la Universidad del Crimen».
Esta historia hoy llega a su fin con el traslado de los últimos 941 privados de libertad que quedaban en el presidio sampedrano.
De estos, 380 son llevados a la Penitenciaría Nacional de Támara, Francisco Morazán; 82 a El Progreso y 479 a la cárcel de El Porvenir.
El Porvenir actualmente alberga una población de 880 privados de libertad procedentes del penal sampedrano, la mayoría de ellos ya condenados, por lo que se comenzará con su proceso de reeducación, rehabilitación y reinserción social.
Hoy San Pedro Sula comenzará a escribir una nueva historia, sin un centro penal que represente un peligro y serán los sampedranos quienes tendrán que decidir qué se construye en el espacio que ocupa el vetusto edificio.
El comienzo del fin
Fue el 26 de marzo de 2015 cuando por instrucciones del presidente Juan Orlando Hernández se realizó el primer traslado de 13 (trece) privados de libertad desde el centro penal de San Pedro Sula hacia la cárcel de El Porvenir, ese mismo día se trasladó desde Támara a 22 reclusos, en su mayoría integrantes de maras y pandillas.
Antes de este traslado, la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (Fusina) realizó una inspección en el penal sampedrano decomisando: 13 fusiles AR-15, pistolas de diferentes calibres, revólveres, ametralladoras y chalecos antibalas, entre otros.
Este movimiento de reclusos se realizó luego que días antes, específicamente el 11 de marzo, se registrara un amotinamiento que dejó como saldo tres muertos y 33 heridos, causando alarma en las actuales autoridades gubernamentales y ordenando el traslado.
Tres días después, es decir el 28, desde el Centro Penitenciario de Comayagua se trasladó a 25 reclusos, varios de ellos integrantes de la banda “Los Chirizos” y otros de la banda de “El Dalmata”, estos grupos protagonizaron un motín en el cual murieron dos internos.
Operación Arpía
Los traslados continuaron el 19 de septiembre de 2016, cuando 37 integrantes de la pandilla 18 fueron llevados vía aérea desde el Batallón Táctico Aerotransportado ubicado en Támara hacia el Centro Penitenciario “Pozo I”, en Ilama, Santa Bárbara.
Después de este traslado el presidente Hernández ordenó que todos los cabecillas de maras y pandillas, así como los miembros del crimen organizado fueran trasladados a las cárceles de máxima seguridad “Pozo I y II”, en Ilama, Santa Bárbara y Morocelí, El Paraíso.
El 15 de marzo de 2017 se produjo la “Operación Arpía I”, en la cual se trasladó desde el centro penal sampedrano a 755 integrantes de pandilla 18 y la mara MS-13 hacia “El Pozo I”, en donde conocieron lo que significa estar recluido, cumpliendo una condena.
Esta operación fue considerada como la más riesgosa a nivel de América Latina, porque ha sido el mayor traslado de privados de libertad de alta peligrosidad, todos miembros de maras y pandillas, así como integrantes de criminalidad organizada.
Para evitar que los integrantes de ambos grupos se encontraran durante el traslado, las autoridades abrieron un boquete para que saliera un grupo y el otro salió por el portón principal, siendo llevados a distintos camiones militares resguardados por soldados.
Como medida de seguridad se suspendió el servicio de electricidad, se cerró el paso vehicular y todo acceso al establecimiento carcelario, además se desplazó seguridad en toda la carretera desde San Pedro Sula hasta Ilama, siendo la operación todo un éxito.
En el penal sampedrano, los cabecillas estaban acostumbrados a comodidades y lujos, al caer la noche en “El Pozo I”, lloraron, gritaron hasta expresar “esto es un infierno”. Atrás quedaron sus días de maldad, sus actos criminales ordenados desde la cárcel.
El 25 de abril, mediante “Operación Arpía II”, desde la misma penitenciaria se movilizó a un grupo de 384 pandilleros los cuales también fueron llevados a “El Pozo I”, donde no tienen contacto físico ni visual con sus compañeros de la organización criminal ni de grupos rivales ya que ambas agrupaciones están en distintos módulos.
En la “Operación Arpía III”, realizada el 16 de mayo, las autoridades trasladaron desde la Penitenciaría Nacional de Támara, a 773 integrantes de maras y pandillas hacía la cárcel de máxima seguridad “El Pozo II, en Morocelí, El Paraíso.
Todos se encuentran bajo fuertes medidas de control, reciben sus alimentos en las celdas, son custodiados al momento de ir a ducharse y una hora al día son llevados a un espacio acondicionado para recibir luz solar.
Dos días después las autoridades penitenciarias con el apoyo de Fusina trasladaron desde la penitenciaría sampedrana a 77 mujeres, en su mayoría integrantes organizaciones ilícitas las cuales permanecen recluidas en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), donde se acondicionó espacios para su estadía.
El 24 de agosto, en la “Operación Arpía IV”, desde las cárceles de El Progreso, Yoro; La Ceiba, Atlántida y Santa Bárbara, se trasladó a 190 privados de libertad de alta peligrosidad, los que fueron llevados a “El Pozo I y II”, en Santa Bárbara y El Paraíso, respectivamente.
El 18 de septiembre de manera simultánea, desde 10 centros penales se realizó la “Operación Arpía V”, cuyo objetivo fue trasladar a 688 privados de libertad a las cárceles de máxima seguridad.
Muchos de ellos acusados por delitos como: extorsión, asesinatos, masacres, secuestros, narcotráfico y otros relacionados al crimen organizado.
El pasado lunes 9, las autoridades penitenciarias coordinaron el traslado de 206 privados de libertad desde la Penitenciaría sampedrana, hacia los centros penales de Tela, Atlántida, El Progreso, Yoro y en Danlí, El Paraíso, donde se acondicionaron espacios que anteriormente funcionaban como negocios y ahora son ocupados por los privados.
Mientras que el miércoles 11, en la “Operación Arpía VI”, se realizó la movilización de 880 reclusos: 500 procedentes de San Pedro Sula y 380 de la Penitenciaría en Támara, todos fueron llevados a la cárcel de El Porvenir, FM, siendo los primeros internos luego de mejorar la infraestructura de los módulos, colocando aisladores de calor en los techos.
Todas las operaciones han sido coordinadas con precisión milimétrica por Fusina, mostrando la enormes capacidades adquiridas por la Policía Militar de Orden Público (PMOP) y las demás agencias de seguridad del Estado.