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El Padre Antonio Rivas: Una vida dedicada a los más necesitados

El sacerdote impulsó numerosos proyectos solidarios que se financiaron con fondos de las Pitiusas

IBIZA.- El padre Antonio Ribas Ribas, de Can Toni Xumeu, pasó 51 años en Centroamérica, pero nunca perdió su estrecha vinculación con Ibiza: de hecho, parte del dinero que se recauda cada mes de agosto en la jornada Ibiza Diócesis Misionera servía para financiar los proyectos solidarios que impulsaba en los países en los que estuvo destinado (Honduras, El Salvador, Costa Rica y Nicaragua), y que se dirigían «a los que más ayuda necesitaban», según recuerda el delegado de Misiones de las Pitiusas, Miguel Ángel Riera.

«Todos los proyectos estaban relacionados con la promoción de la mujer, la salud y los comedores sociales», agrega. Precisamente las infraestructuras que promovió en Honduras en los últimos dos años eran comedores sociales y populares y centros médicos. El Fons Pitiús de Cooperació también financió alguno de sus proyectos.

Antonio Ribas nació en Sant Jordi en 1940 y era el menor de seis hermanos. En 1950, con solo 10 años, fue a estudiar al Seminario menor de los Carmelitas Descalzos en Castellón de la Plana y años después se licenció en Filosofía en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino en Roma. A los 23 años se ordenó sacerdote y dos años más tarde se fue como misionero a Tegucigalpa, en Honduras, país en el que permaneció durante 25 años.

Después, le destinaron a El Salvador, luego a Costa Rica y posteriormente a la Iglesia el Carmen de Managua, en Nicaragua.

Ribas regresó por segunda vez como párroco al Templo Santa Teresa de Jesús de Tegucigalpa justo cuando cumplió 50 años de ordenación sacerdotal. De hecho, el misionero celebró hace dos años sus bodas de oro como sacerdote en su iglesia de origen, Sant Jordi, que hoy acogerá una misa funeral en su memoria. Ribas falleció el sábado a los 76 años y ayer tuvo lugar el funeral en su parroquia de Tegucigalpa. Después fue trasladado a la Basílica de Nuestra Señora de Suyapa, donde fue enterrado en el cementerio de los sacerdotes.

«Una persona que pasa toda una vida trabajando para los más necesitados merece ser recordada», reflexiona Riera.

Tomado de diariodeibiza.es

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