Mercosur vs. Alianza del Pacífico
El reto hoy para el Mercosur es sortear la demagogia ideológica y desanquilosarse.
Por: José rafael vilar
Analista político internacional
Desde el nacimiento de la Alianza del Pacífico en 2011, medios y políticos han comparado principios y resultados entre este nuevo bloque y el veterano Mercado Común del Sur (Mercosur). Y como muchos de los argumentos a favor o en contra no sustentan sus fundamentos (incluso se lo denominó “proceso de disolución latinoamericana”), aprovecharé mi columna para dar información al respecto.
La Alianza del Pacífico tiene cuatro miembros (Chile, Colombia, México y Perú); dos postulantes que buscan adherirse (Costa Rica y Panamá); y 49 observadores, entre ellos Paraguay, Uruguay y Argentina, miembros del Mercosur. Sus objetivos están centrados en la libre circulación de bienes, servicios, capitales, personas y economía; el impulso del crecimiento y desarrollo económicos; y la competitividad y la integración económica y comercial, con énfasis hacia la región Asia-Pacífico.
A su vez el Mercosur integró desde 1991 a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay; a los que se adicionaron Venezuela (2012) y Bolivia (en proceso de ratificación); con Ecuador (observador en la Alianza), Perú, Chile, Colombia (los tres miembros de la Alianza), Guyana y Surinam como asociados.
Sus objetivos constitutivos fueron “la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos” (muy similar a lo que 20 años después decidieron los miembros constitutivos de la Alianza); el “establecimiento de un arancel externo común, la adopción de una política comercial común con relación a terceros”; y “la adopción de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados partes (…) a fin de asegurar condiciones adecuadas de competencia”. En principio, muy similares objetivos, muy diferentes resultados.
Varias diferencias entre ambos bloques. Una es la simetría en los PIB de los miembros de la Alianza (en 2015, según FMI, estaban entre el 2° y 7° lugar de la región); y asimetría en Mercosur: Brasil (1°) Argentina (3°) entre los primeros lugares, mientras que Uruguay (14°) y Paraguay (15°) en los últimos; manteniéndose en las adhesiones Venezuela (5°) y Bolivia 13°). El crecimiento del PIB es otra diferencia. Según datos del FMI a octubre 2015, se registró un crecimiento promedio positivo en la Alianza (2,4% en 2015 y un 2,9% esperado para 2016). En cambio tasas menores para el Mercosur: 0,7% en 2015 y 1,1% proyectado para 2016. Esto debido al crecimiento negativo de Argentina y Brasil (más Venezuela).
Entre las diferencias también figuran la baja productividad y el cumplimiento/ incumplimiento de objetivos. Mientras en el Mercosur se avanzó la formalización estructural (Parlasur, Secretaría Permanente, Sedes), se incumplió en lo sustancial, al no levantarse las barreras arancelarias, e incluso se crearon nuevas tasas paraarancelarias, con los dos mayores socios continuamente divergiendo entre ellos, y también entre Uruguay y Argentina.
En cambio la Alianza en sus dos primeros años eliminó la mayoría de los aranceles intersocios; y sin crear estructuras formales (sin sede permanente ni burocracia propia), se avanzó a establecer esfuerzos comunes, ya sea abriendo embajadas conjuntas o uniendo misiones comerciales.
Pero hay diferencias más profundas. En lo comercial, mientras la visión de la Alianza es exógena con múltiples tratados de libre comercio, el Mercosur es endógeno y proteccionista. También en lo político, porque en el Mercosur se tomaban decisiones afines al socialismo del siglo XXI (como la exclusión temporal de Paraguay tras el impeachment a Lugo, lo que permitió incorporar a Venezuela). En contraparte, excepto declaraciones de principios democráticos, la Alianza no ha actuado como organismo político. El reto hoy para el Mercosur es sortear la demagogia ideológica y desanquilosarse; de lo contrario, corre el riesgo de desaparecer.