Berta Cáceres símbolo de lucha, coraje y determinación
Columna Libre Por: Fernando Silva
Hay quienes viven para guiar al pueblo hacia la libertad, sus ideales y convicciones incomodan al sistema provocando que tengan que eliminarlos; sin embargo, puedes matar personas pero las luchas justas son inmortales.
Según la organización no gubernamental Global Wittness entre 2010 y 2014, la cifra de activistas ambientales asesinados en Honduras llegó a 101 y el pasado 3 de marzo aumentó con el asesinato de la defensora de los pueblos indígenas Berta Cáceres.
Berta Cáceres, líder indígena del pueblo lenca vivió y murió por defender las luchas que consideraba justas para los menos escuchados en esté, el país más infeliz de América Latina; lo cual le hizo acreedora en el 2015 el Premio Ambiental Goldman por su constante defensa contra las intenciones de invasión al territorio de los pueblos indígenas con la construcción de la represa Agua Zarca.
Las convicciones que guiaban a esta líder lograron que el Banco Mundial y la gigante empresa hidroeléctrica china, Sinohydro, retiraran su apoyo del proyecto que continuaría el proceso histórico de pasar lo que es del pueblo a manos de la empresa privada. Por esto y su constante denuncia contra la forma en que el gobierno apoyaba estos proyectos reprimiendo a los indígenas, despojaron de su vida a Berta Cáceres; aún en contra de la voluntad del espíritu del rio.
Los criminales que ordenaron y asesinaron a Berta quizá pensaron que silenciarían los ideales del pueblo liderado por Berta, pero lo que han visto estas Honduras semanas después, ha sido tan solo el nacer de un símbolo de lucha.
Uno de sus familiares después de la muerte de la líder indígena mencionó “Berta nos convoca”; y nos convoca a la lucha incluso a aquellos que apenas habíamos escuchado su nombre, despertando la sed de justicia de un pueblo que ha permanecido adormecido por cuestiones sin importancia y que provoca que en una situación de crisis, si estuviera en sus manos, defendería transnacionales y no a su propio hermano.
Hoy las paredes gritan su nombre y su voz se alza permitiendo que el pueblo se una e ignore la mala memoria de su sistema de justicia y de los medios de desinformación que operan para defender al mejor postor de sus espacios publicitarios; el pueblo ha sido convocado por algo que los asesinos de Berta crearon, un símbolo de lucha que muy difícilmente podrán silenciar.
Otras muertes todos los días seguirán a ésta; como la de Nelson García, vicepresidente del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) hace unos días, pero cada quien decidirá cuál será el valor de la suya.
A través de la historia los países han visto como sus grandes líderes morales han sido asesinados por aquellos a quienes su voz les incomoda la conciencia y ahora con esta lucha que comienza y que ya se ha enarbolado en las calles, este pueblo tiene una histórica oportunidad de hacer las cosas de forma diferente denunciando de forma segura, reposada y sin miedo; exigiendo justicia para convertirse en un símbolo colectivo de lucha que se una a la memoria de la eterna niña defensora de los ríos.