Pakistán planea ejecutar a 500 condenados a muerte en las próximas semanas.
Cientos de cristianos pakistaníes celebraron este domingo misas en Islamabad, Karachi y Lahore por las víctimas del ataque de la semana pasada en una escuela.
Un atentado en el que murieron más de 140 personas, entre ellas 132 niños, y que fue reivindicado por un grupo talibán pakistaní en venganza por la operación militar que lanzó el Ejército en Waziristán del Norte.
El ministro pakistaní del Interior, Chaudhry Nisar Ali Khan, ha pedido a la población que esté atenta ya que los talibanes preparan nuevos ataques.
“Después de lo ocurrido, y tras las ejecuciones y las operaciones militares que ha llevado a cabo nuestro Ejército en la región, hemos recibido informaciones de que los insurgentes preparan otro ataque salvaje e inhumano”.
Tras el atentado el Gobierno decidió levantar la moratoria sobre la pena de muerte y ha ejecutado a seis presos, aunque ninguno relacionado con este atentado en concreto.
Además ha anunciado que prevé ejecutar a 500 condenados a muerte en las próximas semanas.