El Papa pide no ser espectadores desencarnados de pobreza y tribulaciones humanas
Al recibir hoy a decenas de miles de miembros de los grupos de “Misericordias” y “Fratres”, de donadores de sangre, el Papa Francisco alentó a no ceder ante el riesgo “de ser espectadores informadísimos y desencarnados” de la pobreza y las tribulaciones humanas, y pidió no quedarse en las palabras sino dar “testimonio cristiano”.
Tras expresar “mi aprecio por la importante obra que desarrollan en favor del prójimo sufriente” ambas organizaciones, el Santo Padre indicó que actualmente “tenemos a disposición tantas informaciones y estadísticas sobre la pobreza y sobre las tribulaciones humanas. Existe el riesgo de ser espectadores informadísimos y desencarnados de estas realidades, o también de hacer bellos discursos que se concluyen con soluciones verbales y un desinterés con respecto a los problemas reales”.
“Demasiadas palabras, demasiadas palabras, demasiadas palabras, ¡pero no se hace nada! ¡Esto es un riesgo! No es de ustedes, ustedes trabajan, trabajan bien, ¡bien! Pero existe el riesgo”.
Citado por Radio Vaticano, Francisco indicó que “cuando yo escucho algunas conversaciones entre personas que conocen las estadísticas: ‘¡Que barbaridad, Padre! ¡Que barbaridad!, ¡Que barbaridad!’. ‘Pero ¿tú que haces por esta barbaridad?’ ‘¡Nada! ¡hablo!’. ¡Y esto no soluciona nada!”.
“¡Hemos escuchado tantas palabras! Aquello que sirve es actuar, la obra suya, el testimonio cristiano, ir hacia los sufrientes, acercarse como hizo Jesús. En cambio, todos estamos llamados a dejarnos envolver por las fatigas humanas que cada día nos interpelan”.
El Papa alentó a que “imitemos a Jesús: Él va por las calles y no ha planificado ni los pobres, ni los enfermos, ni los inválidos que cruza a lo largo del camino; pero se detiene con el primero que encuentra, convirtiéndose en presencia que socorre, señal de la cercanía de Dios que es bondad, providencia y amor”.
“Las ‘Misericordias’, antigua expresión del laicado católico y bien radicadas en el territorio italiano, están comprometidas en testimoniar el Evangelio de la caridad entre los enfermos, los ancianos, los minusválidos, los menores, los inmigrantes y los pobres. Todo su servicio toma sentido y forma de esta palabra: ‘misericordia’, palabra latina cuyo significado etimológico es ‘miseris cor dare’, ‘dar el corazón a los miserables’. Aquellos que tienen necesidad, aquellos que sufren”.
“Es eso lo que ha hecho Jesús: ha abierto su Corazón a la miseria del hombre. El Evangelio es rico de episodios que presentan la misericordia de Jesús, la gratuidad de su amor por los sufrientes y los débiles”.
El Santo Padre señaló que “de los relatos evangélicos podemos captar la cercanía, la bondad, la ternura con la que Jesús se acercaba a las personas sufrientes y las consolaba, les daba alivio, y a menudo las sanaba. Sobre el ejemplo de nuestro Maestro, también nosotros estamos llamados a hacernos cercanos, a compartir la condición de las personas que encontramos”.
“Es necesario que nuestras palabras, nuestros gestos, nuestras actitudes expresen la solidaridad, la voluntad de no permanecer ajenos al dolor de los demás, y esto con calor fraterno y sin caer en alguna forma de paternalismo”.
El Papa indicó que las actividades de “Misericordias” y “Fratres” “se inspira en las siete obras de misericordia corporal, que me gusta recordar, porque hará bien volverlas a escuchar: dar de comer a los hambrientos; dar de beber a los sedientos; vestir a los que están desnudos; dar posada a los peregrinos; visitar a los enfermos; visitar a los encarcelados; enterrar a los muertos”.
“Los aliento a llevar adelante su acción con alegría y a modelarla sobre aquella de Cristo, dejando que todos los sufrientes puedan encontrarlos y contar con ustedes en el momento de la necesidad”.
Al finalizar, Francisco les expresó a los voluntarios “¡gracias! Gracias de nuevo a todos ustedes por aquello que hacen. ¡Gracias! !Por haber venido! Que las ‘Misericordias’ y los grupos ‘Fratres’ continúen siendo lugares de acogida y de gratuidad, en el signo del auténtico amor misericordioso por cada persona. ¡Que el Señor los bendiga y la Virgen los proteja! ¡Gracias!”.
“Y por favor no se olviden de rezar por mí. ¡También yo lo necesito! Gracias!”, concluyó.