Inflación y subsidios, ¿qué relación tienen? Por: Kevin Rodríguez Castillo, Economista especialista en Energía
A un año de gobierno la política de subsidios en el sector energía (combustibles y electricidad) ha encarecido los costos de producción en lugar de reducirlos, en algunos casos. Lo anterior ha sucedido no porque la política de subsidios genere estos efectos, sino por una deficiente focalización que no ha priorizado los sectores en los cuales se pueda tener un efecto multiplicador. Pero antes de entrar en materia y en aras de exponer con mayor exactitud mi observación, me auxiliare con una analogía utilizando al productor de maíz.
Considerando que los costos de los fertilizantes se han incrementado fuertemente, conllevara inevitablemente a que el productor de maíz tome una de tres decisiones. La primera, producir lo mismo que producía antes, pero trasladar el incremento del costo del fertilizante a su cosecha, encareciendo los costos para el consumidor. La segunda, reducir la cantidad de cosecha producirá, reduciendo la producción y oferta de maíz en el mercado. Y la tercera, y en el peor de los casos, simplemente no producir ya que los altos costos de los fertilizantes no se lo permiten. Cualquiera de estas tres decisiones conllevara a que en el mercado el maíz se encarezca, o se escasee, o haya una combinación de ambas.
Ante esta situación las autoridades tienen la opción de auxiliar al Productor de maíz, o al Consumidor de maíz, o ambos, si sus recursos lo permiten. En este ejemplo hipotético parece ser más eficiente apoyar al productor de maíz ya que darle un subsidio que le posibilite pagar los incrementos en los costos de los fertilizantes, le permite mantener, o incluso incrementar su producción de maíz. Esto conlleva beneficios directos al consumidor al evitar que se dé una escasez de maíz para alimento de la población, pero también permite evitar escasez de maíz utilizado para la industria avícola, y así mermar el alza en los costos de la carne de pollo y huevo. Pero si, por el contrario, se decidiera auxiliar al consumidor, a través de una tarjeta de consumo en los supermercados, la expectativa seria que dicho consumidor utilice este bono para adquirir maíz. Sin embargo, es prácticamente imposible tener claridad de si realmente comprara maíz, o si en su lugar, decide mejor comprar mas refrescos, o como decimos popularmente, “chucherías”. Realmente no existe forma alguna de dar un seguimiento a estos recursos utilizados a través de subsidios. De lo que si podemos tener certeza es que se utilizaron recursos finitos del tesoro nacional, que provienen de los impuestos que paga la ciudadanía, y no se logro el objetivo esperado.
¿Pero qué relación tiene este ejemplo del maíz con la energía? Si bien es cierto son productos totalmente diferentes, todos obedecen a las mismas dinámicas de los mercados. Iniciaremos nuestro análisis con el caso de los subsidios otorgados a los combustibles, Super, Regular y Diesel.
A inicios del 2022 el gobierno decidió correctamente reducir en 10 lempiras por galón del impuesto que cobra en el combustible. Según datos del Banco Central de Honduras, en 2022 se consumieron 174 millones de galones de gasolina Super, cerca de 140 millones de galones de gasolina Regular, y alrededor de 284 millones de galones de Diesel. Dado que se dio una rebaja de 10 lempiras por galón en la gasolina Super y Regular, se estima que se destinaron aproximadamente de 3 mil millones de lempiras para subsidiar el costo de ambas gasolinas. De haberse cobrado los 10 lempiras a cada combustible, y reorientado esa recaudación de 3 mil millones de lempiras a reducir el costo del Diesel, hubiese permitido una rebaja adicional de L10.00 por galón. Es claro que esto encarecería el costo de la Super y Regular, pero permitirá reducir el costo del Diesel, que no debemos olvidar, es el caballo de batalla de las economías ya que se usa en los principales rubros productivos del país como ser el sector agro, construcción, transporte de carga y transporte público. Este último es de gran relevancia al ser la única opción de transporte para millones de hondureños que algunos casos deben tomar hasta 6 buses para ir a sus lugares de trabajo o sus hogares.
En el caso de energía es mucho más complejo y preocupante aun, ya que a un año de que se reformara la Ley General de la Industria Eléctrica para cobrar el subsidio cruzado al sector productivo, el resultado ha sido negativo para la productividad del país, más considerando que atravesamos una crisis inflacionaria severa.
Según datos de la ENEE y el COHEP, las empresas pagan el 40% del subsidio cruzado, que al final del 2022 sumo aproximadamente 1,600 millones pagados por las industrias y comercios. Esto también quiere decir que la Secretaria de Finanzas debió transferir aproximadamente HNL 3,000 millones a la ENEE correspondiente al 60% del costo total del subsidio. Mas allá de esto se debe analizar el efecto e impacto en los costos de los bienes y servicios que consumimos. De acuerdo con datos de la Comisión Reguladora de Energía Eléctrica, el subsidio cruzado se les cobra a unos 23,900 comercios, lo que quiere decir que, si hiciéramos una aritmética sencilla, en promedio cada uno de ellos debió pagar 65,000 lempiras mensuales ADICIONALES a su propio consumo en 2022. En la práctica, el cobro del subsidio cruzado se hace en proporción al consumo de cada comercio, sumando un 10% adicional a lo que ya conlleva su factura. Puesto que la electricidad es uno de los principales insumos en las actividades productivas de la industria y comercio, agregar un costo adicional va en contra de toda lógica de contener la inflación y dar condiciones de competitividad a las empresas.
¿Pero que alternativas existen? Tomando en cuenta que para este año se le asignaron casi HNL 22,000 millones a la Secretaria de Energía y casi HNL 59 millones a la Empresa Nacional de Energía Eléctrica, sumando casi HNL 80,000 millones entre ambas instituciones, las autoridades deberían absorber ese cobro adicional que se hace a los comercios y así reducir los costos de producción y devolver la competitividad a Honduras.
En el ejemplo del productor de maíz lo que parece ser mas razonable es subsidiar el costo de uno de sus principales insumos como el fertilizante, a fin de mantener o incrementar la producción. En el caso de los combustibles, el Diesel debe estar sujeto a una política de subsidios especifica, con controles como los aplicados en países como Estados Unidos, en donde el Diesel utilizado por la industria esta subsidiado por lo que contiene un tinte rojo, y el Diesel utilizado por el usuario común, si paga impuesto. Por último, dado lo indispensable pero costoso del servicio eléctrico, el Gobierno debería asumir este costo dentro del presupuesto ya asignado a las instituciones de energía, y eliminar este cobro a los comercios. De manera simultanea es necesario revisar a los beneficiarios del subsidio de energía gratis ya que, ante las numerosas denuncias hechas públicamente, es evidente que personas con toda la capacidad de pagar el servicio, lo reciben gratuitamente, mientras que otros sin muchos recursos, si lo pagan.
Ana Estrada says:
Muy bien, la población hondureña necesita saber cuáles son as diferencias o relación que existe de una cosa con la otra y lo más viable es utilizar un lenguaje o ejemplos que para los hondureños sea más fácil de comprender y saber por qué sucede dicha situación, la población necesita recibir bastante información acerca de muchos temas de estos, para que poco a poco vayan adquiriendo conocimiento más profundo acerca de temas tan importantes como estos.
Marggie Vijil says:
Excelente aportación en cuánto a la realidad económica que se vive en el país. Como ciudadanos debemos de estar al tanto de estas situaciones; ya que, de alguna manera nos afecta y que mejor que tener un conocimiento amplio de como funcionan estos términos en la realidad.
Amelián Zeron says:
Este análisis me pone pensar en la actual economía en el país y la importancia de que hablemos de estos temas, ya que de ello dependemos de un país que esté a nuestro favor en materia de economía. En la actualidad no se puede apreciar la vida de manera fija por qué siempre hay cambios sociales y de gobierno que quiérase o no influyen de manera negativa en el Producto Interno Bruto.