Columna de Opinión: ¿Cómo ser joven en Honduras y no morir en el intento?
Por Samuel Martínez:
Mucho sería redundar sobre las precarias situaciones laborales y por lo tanto económicas que los jóvenes en edad económicamente activa atravesamos en Honduras. Este mal logrado segmento de la población nacional, subsiste, casi con la esperanza mas que con la realidad de ver un día un país en donde al menos se pueda contar con lo básico.
Desde el retorno a la democracia lo cual muy pocos en nuestras edades vivieron por no decir ninguno, a nuestra generación le ha tocado ver como el país cae, además, de en el desánimo, en calidad de vida. Esta cada vez más endeble democracia tiene en su génesis de debilidad una explicación lógica o para hablar en términos de mi pueblo no se necesitan dos dedos de frente para descubrirlo. Al contrario de las civilizaciones que han gozado de los beneficios de la democracia, la llamada Generación Millenial hondureña no supo o no sabe entender los llamados beneficios de ir cada cuatro años a elecciones a escoger candidatos. En primera por que tales beneficios no son tangibles y en segunda porque no tenemos punto de comparación con regímenes militares más que las historias de ancestros y leyendas pueblerinas.
Esta notoria debilidad mas temprano que tarde nos pondrá ante mesiánicas figuras que prometan resolver los problemas con mágicas fórmulas de populismo y, cuando eso suceda, serán los lamentos y el crujir de dientes. Mientas haya políticos desinteresados en demostrar que la Democracia es el sistema que con sus defectos respeta el principio básico de la Libertad, pero que además demuestren con hechos que es el mejor modelo de desarrollo, mas nos acercamos al oscuro abismo de la desolación y la falta de interés que nos llevaran a apocalípticos días en nuestra nación.
Ser joven en honduras no es fácil, es imprimir un curriculum y colocarlo en folder amarillo bajo el brazo pasando meses tras meses solicitando trabajo si tienes suerte de encontrar sin que antes te asalten, te enfermes y no haya medicinas en los hospitales y acostumbrarte a vivir pensando en qué día un buen tio o amigo te ayuda para cruzar ese malogrado camino de la frontera hacia el norte, en donde, al parecer la Democracia si ha dado los frutos anhelados.
Ser Joven en honduras y no morir en el intento es una tarea faraónica, no solo por los riesgos de la seguridad es también por lidiar con el desconsuelo, con la añoranza de querer un país mejor es compartir cada noche con la triste y llana ilusión de que quizá mañana sea un día mejor.